CAMPAÑA. Robert Mugabe juega con un balón durante un acto electoral en Banket. / AP
MUNDO

La ONU llama a acorralar a Mugabe

El presidente de Zimbabue mantiene los comicios del viernes a pesar de que el Consejo de Seguridad pide que se suspendan

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La ONU, una institución desacreditada por su incapacidad para pronunciarse con rotundidad ante las crisis mundiales, sorprendió a propios y extraños el lunes al abanderar el ya basta internacional a los desbarres del dictador de Zimbabue, Robert Mugabe, que no por ello piensa detener la mascarada electoral del viernes, preparada con una ola de violencia e intimidación para perpetuarse en el poder.

«Occidente puede gritar todo lo que quiera, pero las elecciones seguirán adelante. Los que quieran legitimar nuestra legitimidad pueden hacerlo así, los que no quieran, que no lo hagan», desafió en un mítin electoral el hombre que monopoliza el poder desde la independencia de Reino Unido hace 28 años.

La voz cantante la había llevado el secretario general de la ONU Ban Ki-Moon, hasta ahora un asiático discreto que rara vez se mojaba o daba titulares. «No existen las condiciones para que se den ahora mismo elecciones libres y justas en Zimbabue», dijo el diplomático surcoreano a los periodistas reunidos en la sede neoyorquina de Naciones Unidas. «Ha habido demasiada violencia, demasiada intimidación. Una votación en estas condiciones carecería de toda legitimidad. Yo desalentaría enérgicamente a las autoridades de seguir adelante con las elecciones del viernes, que sólo aumentarían las divisiones y producirían resultados que no son creíbles».

Horas después, el Consejo de Seguridad de la ONU siguió su liderazgo con un contundente comunicado aprobado por unanimidad de sus quince miembros en el que recomendaba que se suspendan los comicios.

La crisis que se prolonga desde las elecciones del 29 de marzo, cuando el Gobierno retuvo los resultados durante más de un mes para no conceder la victoria al líder de la oposición Morgan Tsvangirai, que según los datos oficiales no alcanzó el margen necesario para evitar una segunda vuelta. La represión oficial contra sus seguidores se ha recrudecido a medida que se acerca la fecha para los comicios, hasta el punto de que el domingo pasado Tsvangirai anunció su retirada para evitar la masacre de quienes voten por él, para refugiarse después en la Embajada holandesa en Harare.

«La Policía ha sido reducida a meros espectadores que observan impasibles los crímenes contra la humanidad que perpetran las milicias del ZANU-PF, el partido de Mugabe, desde violaciones, torturas, asesinatos, incendios, secuestros y otras atrocidades», denunció Tvsangirai.

El subsecretario de la ONU para Asuntos Políticos, Lynn Pascoe, confirmó estas acusaciones al Consejo de Seguridad afirmando que «la situación se ha deteriorado hasta niveles alarmantes». Según el Consejo, «hay amplias evidencias de que los ataques han sido perpetrados por una combinación de los cuerpos estatales, los veteranos de guerra y las milicias juveniles».

Bush, complacido

Hasta el presidente George W. Bush dijo estar «muy complacido» con la respuesta unánime del Consejo de Seguridad, según contó ayer su portavoz Dana Perino. «Creemos que la comunidad internacional ha hablado muy claramente con una sola voz, de forma unificada, para decir que las acciones del Gobierno de Zimbabue son deplorables y que la culpa de esta horrible situación puede ponerse con firmeza en los pies del presidente Mugabe», dijo satisfecha la portavoz de la Casa Blanca. Por una vez estaba de acuerdo con él el candidato presidencial demócrata, Barca Obama, cuyo padre es de Kenia. En un comunicado, Obama se congratuló por la reacción del Consejo de Seguridad y dijo estar «profundamente perturbado por los acontecimientos de Zimbabue».