UN BEIRUTÍ descansa en una calle presidida por retratos de Suleimán. /AP
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La elección de Suleimán como presidente de Líbano acaba con 18 meses de crisis institucional

El antiguo jefe de las Fuerzas Armadas anuncia el comienzo de una era de «reconciliación y comprensión»

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A la decimonovena va la vencida. Tras el acuerdo sellado en Qatar entre los representantes del Gobierno y los principales líderes de la oposición, Líbano celebra la votación definitiva que llevará al que ha sido jefe de las Fuerzas Armadas del país durante los últimos veinte años, Michel Suleimán, al sillón presidencial. «Espero que la mía sea la era de la reconciliación y comprensión. Mi objetivo es salvar a Líbano y para eso somos todos necesarios», declaró en su última entrevista ofrecida como militar al periódico 'An Nahar'.

Para ello tendrá que trabajar duro. En primer lugar en la formación de un Ejecutivo de transición hasta las próximas elecciones de mayo del próximo año. Según lo pactado en Doha, las fuerzas soberanistas tendrán dieciséis ministros, once la oposición y otros tres serán de designación directa presidencial.

Un Gabinete de treinta miembros que podría estar encabezado como primer ministro por Saad Hariri, líder del mayor bloque parlamentario e hijo de Rafic Hariri, el hombre fuerte del país en los últimos años que fue víctima de un atentado todavía sin esclarecer. Sin embargo, muchos analistas dudan de que el joven Hariri quiera estar al frente de un Gobierno cuya fecha de caducidad está situada dentro de once meses y por eso siguen apostando por Fuad Siniora.

Derecho a veto

Otra de las novedades de este nuevo Ejecutivo de transición es que la minoría ostenta el tercio necesario para ejercer derecho al veto, una medida que según el 'número dos' de Hezbolá, Naim Qassem, «sólo emplearemos en aquellas leyes que tengan que ver con la resistencia».

La votación dará comienzo a las cinco de la tarde y tras ella el nuevo presidente hablará para la nación. Por último, la Cámara tendrá que aprobar la ley electoral que regirá los comicios generales de 2009. Doscientos representantes de estados de todo el mundo, encabezados por el emir de Qatar, Sheikh Hamad Khalifa al-Thani, auténtico artífice del acuerdo, tomarán parte en la ceremonia de nombramiento del que fuera el líder de las Fuerzas Libanesas, Samir Geagea, ha definido como «el primer presidente real desde la salida de Israel del país». Un repliegue del que hoy se cumplen ocho años y que el portavoz del Parlamento, Nabih Berri, espera se celebre «como el Día de la Liberación, como una fiesta de todos los libaneses».

Se da la circunstancia de que los ministros de Exteriores de Irán y Siria coincidirán con la delegación enviada por el Congreso de Estados Unidos. Los cancilleres de España, Italia y Francia, países con fuerte presencia militar en las tropas Naciones Unidas que trabajan al sur de Líbano desde el final de la guerra de 2006, también estarán presentes para mostrar su respaldo a Michel Suleimán, un candidato que además del apoyo interno de todas las facciones libanesas, ha logrado un inusual consenso internacional en torno a su persona. Desde Washington a Teherán, de París a Damasco, todos felicitan una elección que pone fin a dieciocho meses de crisis política en el país, pero que difícilmente acabará con los históricos problemas del País del Cedro.