Josef Fritzl (i), sospechoso de secuestrar y abusar sexualmente durante 24 años de su propia hija (d). /ATLAS
el Adn confirma que es el padre de los seis niños

El secuestrador de Amstetten elegía a los niños que lloraban para vivir con él en la casa familiar

Las autoridades destacan el elaborado engaño con el que Josef Fritzl logró ocultar en un sótano durante 24 años a su hija y a los hijos que tuvo con ella mediante violaciones sistemáticas

AMSTETTEN Actualizado: Guardar
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El estado de salud y su inclinación a llorar eran los criterios por los que el violador austríaco Josef Fritzl escogió a tres de los seis niños que tuvo con su hija para adoptarlos junto con su esposa en la casa familiar. Así lo ha afirmado Leopold Etz, inspector jefe de la Oficina regional contra el Crimen de Baja Austria, en base a los primeros interrogatorios de Fritzl, el septagenario detenido el pasado domingo que durante 24 años mantuvo encerrada en un sótano a su hija Elisabeth, a quien violó sistemáticamente y con la que tuvo siete hijos, uno de los cuales murió.

Según Etz, el destino de los tres niños más tranquilos fue permanecer con su madre en el sótano, sin ver la luz natural hasta ser liberados el sábado pasado, mientras que Fritzl había subido del calabozo a tres bebés de pocos meses de edad en los años 1993, 1994 y 1997, alegando ante su familia que la hija, supuestamente desaparecida en una secta, los había depositado delante de la puerta de su casa.

Estos niños crecieron en la casa familiar como si fueran nietos y luego fueron adoptados por Fritzl y su esposa Rosmarie, quien al parecer no sabía nada de los crímenes cometido por su marido. Y mientras que los tres menores disfrutaron de una educación ejemplar, incluyendo instrucción musical y deportiva, los otros tres hermanos malvivieron en el calabozo de unos 60 metros cuadrados y 1,70 metros de altura.

El ADN confirma el incesto

La Policía austriaca ha confirmado finalmente que las pruebas de ADN demuestran que Josef Fritzl es el padre de los siete niños que dio a luz su hija Elisabeth en el sótano de su casa de Amsetten. El jefe de la Policía de Baja Austria, Franz Polzer, ha explicado los resultados de las pruebas en rueda de presna y ha afirmado asímismo que el secuestrador mantuvo un elaborado engaño obligando a su hija a escribir cartas en las que decía que se había fugado.

Polzer ha señalado además que "pueden estar seguros de que este hombre no dejó ningún cabo sin atar con el fin de engañar a su familia, a su esposa, a sus parientes, a los niños y a todo el mundo que le rodeaba" y ha añadido que Friztl "no tuvo escrúpulos a la hora de usar todos los medios posibles para engañar al público y encubrir su crimen".

Así las cosas, la policía austríaca puede dar por concluida la investigación de los puntos principales de este caso, que entrará en la historia como uno de los crímenes más macabros de la historia de este país, uno de los más ricos y desarrollados del mundo.

Una mentira que duró un cuarto de siglo

Polzer ha informado además de que las pruebas han determinado que una reciente carta, supuestamente enviada por la hija, en la que anuncia su pronto retorno al hogar, junto a dos de sus hijos, de cinco y 18 años, fue escrita por el propio Josef Fritzl. "De esta forma se dispone de la prueba física" de los delitos cometidos por Fritzl en los últimos 24 años, ha asegurado Polzer. Las autoridades pueden suponer que todas las cartas enviadas en el pasado, cuando se depositaron bebés de Elisabeth ante la puerta de su casa, también fueron dictadas por Fritzl, ha agregado.

En los años 1993, 1994 y 1997 aparecieron ante la casa de la familia tres niños, que según las versiones de Josef Fritzl habían sido abandonados por su hija para ser educados por sus padres, ya que ella se había adherido a una secta en lugar desconocido. En las cartas escritas por la propia Elisabeth, supuestamente bajo violentas amenazas del padre, la joven afirmaba que no podía ocuparse de sus hijos cuando en realidad estaba malviviendo en un zulo debajo de la casa.

El entorno del secuestrador, bajo atención psiquiátrica

Todos los parientes de Fritzl, con la excepción de una hija-nieta, que está grave en el hospital de Amstetten, se encuentran concentrados en un centro para enfermos especiales, donde un equipo de especialistas compuesto por psiquiatras, psicólogos, psicoterapeutas, logopedas, fisioterapeutas y neurólogos se ocupa de ellos. El médico Berthold Kepplinger, responsable de supervisar a la familia, ha señalado que "el estado físico de los afectados, en particular de los encerrados, es relativamente bueno y sigue bajo supervisión. La protección de los afectados es lo prioritario", ha agregado.

Una de estas chicas, Kerstin, que hoy tiene 19 años, tuvo que ser hospitalizada de urgencias el pasado 19 de abril por sufrir de una grave enfermedad, que podría ser causada por una malformación genética debido al incesto y sigue todavía ingresada en estado grave. La enfermedad de Kerstin fue el desencadenante para que las autoridades detuvieran el pasado sábado a Josef Fritzl, junto a su hija, en las inmediaciones del hospital de Amstetten.

Un séptimo hijo, nacido bajo tierra en condiciones infrahumanas murió poco después de nacer en 1997 y fue incinerado por el propio Josef Fritzl en el horno de su casa.