QUIMIQUERO. Vista del dique del astillero de Puerto Real desde la grúa pórtico. / O. CHAMORRO
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Navantia sale de los números rojos y logra su primer superávit en dos décadas

El beneficio de 2007 es de 200.000 euros y aunque es simbólico «revela equilibrio» El saldo positivo es el resultado de la reconversión de 2005 de los astilleros españoles

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Navantia abandona los números rojos. El próximo 28 de abril la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) presentará los resultados económicos de 2007 correspondientes a la principal empresa pública de construcción naval. El balance es positivo por vez primera después de veinte años en situación de pérdidas. Se trata de un superávit simbólico -unos 200.000 euros- que marca un antes y un después en la industria pública naval. La cartera de pedidos que ha recibido en los tres últimos años, sobre todo del sector militar, y el grado de cumplimiento en las fechas de entrega han dado lugar a un primer equilibrio entre los ingresos y los gastos después de décadas con pérdidas millonarias que llevaron a la quiebra técnica.

Navantia es hoy el punto y final de una cadena de fusiones y liquidaciones de empresas navales públicas que arranca en el año 2000 con la integración de los Astilleros Españoles en Bazán y la creación, posteriormente, del Grupo Izar. La operación de fusión nació con un lastre de 640 millones de euros en pérdidas y una plantilla sobredimensionada para las necesidades de la industria naval. Así, los planes de ajuste comenzaron en 2003. La plantilla era entonces de 10.862 obreros, de los que 2.971 pertenecían a las tres plantas gaditanas. El Grupo Izar tampoco resolvió la crisis ni el saldo negativo.

El gobierno español, entonces en manos del PP, inyectó más de mil millones de euros para reflotar al gigante nacional de la construcción naval. Sin embargo, lo que fue una solución puntual para evitar la quiebra se convirtió en mayo de 2004 en un grave problema que obligó a diseñar una nueva reconversión. Las autoridades comunitarias declaraban incompatibles con el mercado las ayudas para sacar a flote a Izar y exigían su devolución. El Gobierno, ya en manos del PSOE, tuvo que arbitrar un plan de emergencia para apuntalar la grave situación de los antiguos astilleros españoles y garantizar su futuro. La alternativa pasó entonces por fortalecer la construcción naval militar, ajustar la producción civil a las exigencias europeas y reducir la plantilla a golpe de prejubilaciones. Nace de esta forma lo que hoy conocemos como Navantia. En 2005 se logra el acuerdo para que los astilleros civiles de Sestao, Gijón, Manises y Sevilla sigan enmarcados en el Grupo Izar, mientras que los tres de la Bahía (San Fernando-Puerto Real y Cádiz) entren a formar parte del nuevo marco de Navantia, con un 80% de actividad militar y el 20% de actividad civil. El ajuste de plantilla afecta en la Bahía a 1.161 trabajadores.

La reconversión practicada en 2005 ha permitido ahora ver la luz en la cuenta de resultados de Navantia después de veinte años con un saldo negativo. En el caso de las tres plantas gaditanas, la plantilla se ha situado en 1.810 empleados y la carga de trabajo está asegurada hasta 2011, con una inversión de 2.000 millones de euros. Entre los encargos militares destaca la construcción de cuatro, de catorce, Buques de Acción Marítima (BAM) para la Armada española, el Buque de Aprovisionamiento de Combate (BAC) o las ocho patrulleras para el ejército venezolano. Por lo que respecta a la obra civil, Navantia entregará a final de mes el casco del tercer quimiquero para Vulcano y tiene el contrato para la fabricación de tres buques ro-ro para la empresa Trasmediterránea-Acciona. La empresa firmará en 2009 la opción de compra de un cuarto buque.

La compañía naval aguarda ahora un contrato con el gobierno australiano. Se trata de la construcción de diez lanchas LCM 1-E, similares a las doce que han salido en los últimos años de la factoría de San Fernando para la Armada española y que han permitido 326.000 horas de trabajo.

jrodriguez@lavozdigital.es