Juan Pablo Puerta, en un bosque de San Francisco.
Ciudadanos

Del centro de Cádiz al corazón de la informática

Juan Pablo Puerta nació en la capital y ahora trabaja en una multinacional con sede en Silicon Valley, San Francisco

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

De una bahía a otra. De la de Cádiz a la de San Francisco. De la que muchos se empeñan en llamar la California de Europa a la California de verdad. De una vida previsible y previsora a otra viajera y plagada de multinacionales en el currículum. Juan Pablo Puerta nació en el centro de Cádiz («en Cadi, Cadi»), hace unos 30 años. Hace tres se marchó a Estados Unidos, a Silicon Valley, el paraíso de cualquier profesional de la informática y las telecomunicaciones. Ha trabajado para Yahoo! durante tres años y ahora lo hace en Craiglist, una de las compañías de clasificados más populares del país y que prepara el salto a Europa.

«Si no hubiese salido de Cádiz, seguiría siendo feliz (probablemente vendiendo seguros o algo) pero no habría conocido formas de vida que, mirando en retrospectiva, me han hecho muchísimo más feliz por mis acciones. Cuando uno es ingeniero, no sólo salir de Cádiz, sino casi de España es, como dicen aquí, un no brainer (sin cerebro)». Juan Pablo está orgulloso de ser de Cádiz (su blog se llama Un gaditano en Silicon Valley) e incluso no destierra de su ideario el «a lo mejor vuelvo un día». Pero es realista y en su sector, como dicen por allí, era cosa de descerebrados no dar el paso de marcharse.

Por si acaso existe alguna duda de lo que le hubiera deparado la vida de no haberse marchado, Juan Pablo se mira en sus antiguos compañeros de universidad: «Es horrible pensar que muchos de los que eran los mejores de mi facultad ahora no llegan ni a mileuristas: la mitad trabajan de teleoperador y la otra o le ha pillado odio a su carrera profesional y se han estancado de formas de las que muy difícilmente les será posible salir del hoyo».

Pese a todo esto, Juan Pablo cree en Cádiz y señala que «hay dos cosas buenas» que la hacen distinta. La primera es la ubicación «y lo tranquilos que nos han dejado los turistas y los urbanistas de la burbuja».

La segunda nace de la idea de hacer virtud de una necesidad o del viejo axioma de la teoría económica que señala a las épocas de crisis como las mejores plataformas a la hora de explotar una oportunidad. «Estamos tan mal que podemos crear una cultura de arriesgarnos, de generar empleo diferente (nada de fábricas que vienen de fuera ni que nos hagan dependientes económicamente) y de aprovechar los recursos que tenemos». Este joven ingeniero recuerda que donde trabaja «hay chavales de 23 años a los que les compran sus empresas con seis meses de vida por millones de dólares. Es una economía que no se basa en subvenciones, sino en arriesgarse y en buscar soluciones prácticas y rápidas a problemas concretos».

¿Y qué ocurre con la calidad de vida de la que tanto se presume en esta zona? A Juan Pablo le parece muy bien, aunque «si fuera por las horas de sol y la tranquilidad todo el mundo viviría en Guinea». Y lo que viene a continuación no es parte de la entrevista, pero se revela en su blog y algo de calidad de vida también esconde: Juan Pablo pasa precisamente ahora unos días de vacaciones con su novia americana en Hawai.