DESESPERACIÓN. Cientos de personas volvieron a agolparse ayer en busca de papeles en la Subdelegación de Gobierno. / MIGUEL GÓMEZ
Ciudadanos

Subdelegación reconoce estar desbordada por la oleada de inmigrantes en busca de papeles

El bulo a través de SMS volvió a concentrar ayer a centenares de subsaharianos a las puertas de la Oficina de Extranjería, donde de nuevo fueron informados de que todo es un rumor Muchos pasaron la noche a las afueras de las dependencias para «no perder el turno»

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Doscientos inmigrantes, según datos de la Policía Nacional, se congregaron ayer a las puertas de la Oficina de Extranjería de Cádiz. Muchos de ellos pasaron la noche entre cartones para no perder su turno. El bulo a través de SMS difundido entre los círculos de subsaharianos y magrebíes que informaba el pasado martes que en las dependencias de la calle Acacias existía un proceso de regularización abierto aún sigue generando una masiva llegada de personas sin papeles a la ciudad. Fuentes de la Subdelegación del Gobierno reconocieron ayer que «se trata de un fenómeno anormal que sólo se ha producido cuatro veces en España, en concreto en Toledo, Huelva, Jaén y Barcelona» y que sólo queda «esperar» a que la situación vuelva a la normalidad con el paso de los días, como sucedió en estas otras ciudades.

Desde la Subdelegación reconocen que ninguna oficina del mundo está preparada para algo así y que se han visto desbordados. «Todo el personal de las dependencias están atendiendo a estas personas, con lo cual los demás expedientes, como visas de estudiantes y trabajo y prórrogas, están bloqueados. Esto no responde a la realidad, la Administración funciona desde la normalidad. Con ese mensaje están engañando a las personas», aclaran.

El desborde es tal -se atiende a una media de 120 personas diariamente- que una de las medidas llevadas a cabo por el personal de la Oficina de Extranjería de la ciudad para intentar retomar la normalidad ha sido publicar una nota informativa por los alrededores de Acacias dirigida a los solicitantes: «Para generar conocimiento se informa que en la Oficina de Extranjeros de Cádiz no existe ningún proceso de regularización extraordinario. Se procederá a la denegación de solicitudes que no cumplan los requisitos legalmente establecidos y a la inadmisión de solicitudes de personas que no acrediten la residencia efectiva en la provincia de Cádiz».

«El comunicado lo pusimos el jueves por la tarde, apenas tomamos conciencia de que se trataba de un efecto llamada. Hemos hecho muchas gestiones para hablar con las asociaciones, ONGs o colectivos de inmigrantes para que ellos actúen de portavoces nuestros, pero son muy desconfiados y se resisten a la cruda realidad».

Uno de los funcionarios manifestó ayer a este medio que «lo peor de todo es que la mayoría viene sin saber lo que quiere, dicen querer los papeles, pero eso es algo muy ambiguo. Vienen con la fotocopia del pasaporte y la solicitud y eso es como querer pagar en un supermercado con el DNI. Nadie viene diciendo que quiere un permiso de trabajo. Esa actitud es la que nos llevó a pensar que se había producido un efecto llamada, puesto que todos decían lo mismo», señala apenas sin tiempo para descansar. Y agrega: «Además, cuando salen desengañados, lejos de comunicárselo a sus compatriotas se quedan dando vueltas por la zona».

Desde Subdelegación confían en que el número de solicitantes se reduzca para el próximo lunes, aseguran que sólo queda esperar a que pase este fenómeno, porque «no se puede preveer nada al no tratarse de un patrón lógico».

Entran con traductor

En la calle, la cola se desdoblaba por la calle Acacias ante la vigilancia de los varios agentes de la Policía Nacional que se desplazaron hasta la zona. Por el suelo cajas de cartón y restos de comida eran el fiel reflejo de que la noche había sido larga. El vigilante da la orden de acceso a medida que desde la oficina se lo indican. La mayoría entra con un traductor porque no entienden el castellano. «Nunca he visto nada igual. Esta mañana cuando llegué me encontré con mucha gente durmiendo aquí entre cajas de cartón y botellas de agua», dice con cara de incredulidad sin moverse de la puerta.

Nata, madre saharaui de tres hijos, sale igual que entró, «sin papeles», y con los ojos húmedos, con una mano aferrándose a la fotocopia de su pasaporte y con la otra a su pequeña hija. El lunes será otro día.

jmvillasante@lavozdigital.es