Ciudadanos

Una dura noche sin apenas víveres

Muchas caras conocidas volvieron a verse ayer por la calle Acacias, sólo que esta vez algo más desilusionadas. Brahim, el joven de 25 años que vino hace dos días en barco desde Argelia por 150 euros, aún hacía cola. Su rostro más demacrado aún debido a la dura noche, lo decía todo. «Aquí sigo esperando», dijo escuetamente. Mohamed Alí y Yeslem, naturales del Sáhara Occidental también seguían allí porque «está en juego el futuro de los hijos». Al lado de ellos, Muelimnin Beiruk, una saharaui que reside legalmente en Jerez hace cinco años, pero que ahora quiere lograr la residencia para sus dos hijos, tenía más ganas de hablar: «Nos hemos quedado a dormir aquí para no perder el turno. Yo soy española, este es el carné de cuando el Sahara era territorio español», decía al tiempo que lo enseñaba.

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Todos ellos reconocían haber pasado una dura noche, apenas sin comida y bebida, sólo la que algunas personas, vecinos en general, se dignaron a ofrecerles y la que ellos mismos trajeron en sus maletas. «Ninguna asociación inmigrante u organismo nos ha traído nada sabiendo lo que estamos pasando», lamentaba Hassen, de 30 años, quien al igual que muchos lleva dos días durmiendo en la calle Acacias.