Carlos Abella junto a su nueva obra. / EFE
Sociedad

Carlos Abella recupera a los «héroes románticos» del toreo en un nuevo libro

'De Manolete a José Tomás' es la obra de Alianza Editorial que firma el escritor y economista y recoge la historia de la fiesta desde 1939

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El torero es «el último héroe romántico», pero el que «se arrima», el que dignifica la profesión, y no el que «se echa a perder» en la arena mediática, según Carlos Abella, autor de De Manolete a José Tomás.

«Los toreros son todos muy raros» y esa rareza les viene de vivir «en un mundo muy especial: el del mundo del miedo no evidenciado», afirma en conversación Abella , economista, escritor y -ante todo- aficionado taurino, que acaba de publicar en Alianza Editorial un manual de más de 700 páginas y de espíritu casi enciclopédico.

Subtitulado Historia del toreo en España y México desde 1939 hasta nuestros días, el libro es, según Abella , «serio, riguroso y de análisis, contiene muchos datos», pero también la opinión, recuerdos y vivencias de alguien cuya pasión por los toros se gestó en su más tierna infancia y quien además ha tenido la «suerte» de conocer ese mundo tan endogámico desde dentro. Con su título, Abella , que nació en Barcelona veinte días antes de que a Manolete le matará un toro en Linares, lanza un guiño intencionado al lector sobre la influencia que piensa que tiene el diestro de Córdoba sobre el nuevo fenómeno taurino José Tomás, cuya trascendencia como personaje trasciende los ruedos.

Para Abella , José Tomás es la más pura expresión de lo que él llama «héroe romántico», alguien que se ha hecho torero, no espoleado por la zarpa del hambre, como sucedía antes, sino por afición, por vocación, por realizarse personalmente en una profesión «ruda», en la que te juegas la vida cada vez que te vistes de luces.

«Manolete era muy serio, muy grave, muy riguroso. José Tomás tampoco está para coñas. Le ha devuelto a la figura del torero una cierta dignidad, que los demás habían mal usado. Hay toreros que han hecho de su profesión un cachondeo», se lamenta Abella.

Pero también -añade- los empresarios taurinos han contribuido a la «prostitución de la figura del torero» al «utilizarle, abusando de él desde el punto de vista televisivo», con emisiones de corridas «lamentables», sin interés.