Los alimentos y la gasolina son hoy un 7% más caros que hace un año

«Algo huele a podrido en Dinamarca», comenta alguien a las pocas líneas de empezar Hamlet. Y después se desata la tragedia. Algo huele a podrido con la economía, se podría decir ahora sobre los últimos datos que azotan a la provincia gaditana. Que desemboque en tragedia es decir mucho y el libreto puede cambiar sobre la marcha. Por ahora, los ingredientes son preocupantes: alto paro y elevada inflación. En concreto, ayer se supo que Cádiz había cerrado el año 2007 con un incremento en los precios del 4,3%, una décima porcentual más que la media nacional.

Sin embargo, el Índice de Precios al Consumo (IPC) es eso, un índice y, como tal, una ponderación de múltiples factores. Porque si se desgajan del dato general los particulares de alimentos y transportes resulta que en Cádiz los primeros se han encarecido un 7,2% a lo largo de 2007 y el segundo, otro 7%. Ambos datos sitúan a Cádiz entre las diez provincias más inflacionistas del país. Lo que, unido a que es la segunda con mayor tasa de paro, deja un panorama delicado: la teoría económica clásica siempre ha defendido que un alto paro conlleva escasa inflación y viceversa. ¿Y qué ocurre cuando convergen los dos fenómenos? Nada bueno, si no se corrige rápidamente.

El gran culpable (más allá de consideraciones políticas) de todo esto tiene nombre: petróleo. El barril de crudo cuesta hoy en los mercados internacionales el triple que hace un par de años y está en el entorno de los 90 dólares. Por lo general, un aumento sobre el oro negro significa a corto y medio plazo un alza de los combustibles; y a medio y largo plazo, de los alimentos (a esto se le llama efecto de segunda ronda: como sube el precio de los carburantes, se encarece la elaboración en las fábricas y la distribución de todos los productos, entre los que los alimentos son los más sensibles).

Primeras reacciones

¿Resultado? Que la gasolina (o el gasoil), con más de un 15% de incremento interanual, la leche (un 31%), el pan (14,4%) y las frutas y derivados (en torno a un 10%) son los responsables de la mitad de todo el crecimiento de la inflación, de la que no se espera una moderación hasta llegada la primavera, según la opinión del Gobierno.

Centrándonos de nuevo en Cádiz, la provincia presenta los mismos síntomas que el conjunto nacional pero un poco más deteriorados. A esa décima sobre el IPC total, se añade el agravante de seis décimas de diferencia en la rúbrica de alimentos y bebidas no alcohólicas (6,6% en España; 7,2% en Cádiz). En cambio, el transporte gaditano terminó el año pasado un 7% más caro, mientras que el español subió un 7,1%.

También por encima de la media gaditana del 4,3% están dos actividades muy vinculadas a la buena vida: la hostelería fue en 2007 un 4,9% más gravosa que en 2006 y el alcohol y el tabaco, un 6,3%. Por el contrario, quedarse en casa y cuidarse fue lo más conveniente durante el año que se fue si nos guiamos sólo por la inflación, ya que los dos únicos apartados que abarataron su coste fueron el ocio y la cultura (un 1% de rebaja) y la medicina (un 2,5%).

amedina@lavozdigital.es Una vez conocido el dato definitivo de la inflación en 2007 viene la negociación entre empresas y trabajadores para la revisión de los salarios. Siempre que el IPC es elevado (como ocurre este año) el debate se encona, porque las compañías reclaman moderación y los sindicatos mantener el poder adquisitivo. Eso significa que las nóminas deberían recoger aumentos iguales a la subida de los precios, lo que supondrá sólo en Andalucía un sobrecoste de 400 millones de euros, según cálculos de la patronal andaluza, ya que el 60% de los trabajadores andaluces gozan de cláusula de revisión (que iguala o mejora el alza de la inflación real). En la provincia de Cádiz, el desembolso extraordinario para poner al día los salarios podría superar los 100 millones de euros.