Decenas de personas abarrotan los supermercados en estas fechas.
consejos para no arruinarse

Guía práctica para sobrevivir en Navidad

Los españoles gastarán un 30% más en esta época, consumirán unos 40 millones de kilos de dulces navideños y celebrarán dos millones de cenas de empresa

MADRID Actualizado: Guardar
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Con las luces de Navidad atravesando las calles en su brillo demencial y los carritos pugnando por esquivar montañas de turrón plantadas en cada recodo del supermercado, uno se da cuenta, quiera o no, de que la Navidad ha llegado. Sólo en ese momento uno es consciente de que el precio de los langostinos comienza a subir y una idea terrible surca la mente del consumidor: nada más y nada menos que la temida compra de Navidad.

Y comienza la carrera. Decenas de personas chocando carritos, colas interminables y la terrible sensación de que, quien se haya llevado el último turrón del novedoso sabor papaya y frutos secos, te ha fastidiado las fiestas. De repente, la sola idea de no tener suficientes polvorones se te antoja como la más terrible de las desgracias y aún no entiendes cómo has podido sobrevivir sin mazapanes el resto del año. A esto es a lo que los expertos llaman consumismo, una suerte de afección que si bien se puede sufrir en cualquier momento, en estas fechas alcanza cotas insospechadas.

Este año, sin embargo, el consumidor ha disfrutado de un pequeño respiro. Con la lucha contra el cambio climático de moda, la iluminación navideña se ha retrasado más de lo habitual y, a pesar de lo avanzado que está el mes, el consumidor aún no está desquiciado.

Los comercios, para los que el marketing ejerce de Biblia, no han tardado en notar los efectos y piden a gritos más lucecitas en los árboles, más papanoeles en las calles y un hilo musical que arrastre villancicos hasta todos los rincones. Resumiendo, que se apresuren a instaurar en las almas el espíritu navideño, pues de ello dependen sus ganancias.

Evitar excesos y elaborar un presupuesto real

Todos estos estímulos provocan que los consumidores compren más de la cuenta y que, además lo hagan de manera compulsiva. Luces, villancicos, escaparates atestados de espíritu navideño y turrón, mucho turrón. Asoma entre los estantes de latas de atún del súper, entre los botes de mayonesa y entre la leche entera y la semi, no hay manera de perderlo de vista y, sin saber cómo, acaba en el carro de la compra.

Los consejos para no arruinarse en estas fechas vienen a ser los de siempre. Lo principal, elaborar una lista muy clara de lo que hay que comprar y, lo más difícil, cumplirla. Sería aconsejable evitar los productos que los supermecados ponen en primera fila y tomarse un tiempo en comparar los precios y la calidad de los productos.

La lógica a seguir debería ser la misma que el resto del año, calcular el presupuesto del que disponemos y ponernos un límite, teniendo en cuenta que deberemos hacer frente a los gastos en regalos además de las comidas y, sobre todo, que después de la locura de los festejos todavía hay que afrontar la subida de precios en enero.

Además de los efectos en el bolsillo, el cuerpo también acaba sufriendo las consecuencias de los atracones de comida y los aumentos en la ingesta de alcohol, excesos que sobrecargan los servicios de urgencias en el hospital y que pueden aguar los festejos.