LA MONCLOA. El jefe del Ejecutivo descendió las escaleras para recibir a Ibarretxe y, tras darse un apretón de manos y saludar a los fotógrafos, ambos se adentraron en las dependencias gubernamentales. / CHEMA BARROSO
ESPAÑA

Las advertencias de Zapatero sobre su plan soberanista no logran frenar a Ibarretxe

El presidente dice que hará falta tiempo para persuadir al mandatario vasco de que la consulta popular que plantea «no se puede hacer, no se va a hacer y no se hará»

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El «no» de José Luis Rodríguez Zapatero fue rotundo. El presidente del Gobierno le dejó ayer las cosas claras a Juan José Ibarretxe sobre la inviabilidad de su plan soberanista. Un proyecto que, según le advirtió ayer el presidente del Gobierno al lehendakari, «no será aprobado ni puesto en práctica». Sin embargo, el jefe del Ejecutivo fue incapaz de convencer al mandatario vasco del poco futuro de su proyecto. Tras dos horas de reunión «cordial», Ibarretxe abandonó el Palacio de La Moncloa tal y como había llegado: ni renuncia a firmar un pacto con el Ejecutivo central que reconozca el derecho a la autodeterminación de los vascos, ni desiste de su idea de celebrar un referéndum al respecto haya o no acuerdo. «Todos las conversaciones comienzan por un encuentro titubeante», dijo Ibarretxe en una cita a Simon Peres.

La reacción del gobernante autonómico ni sorprendió ni inquietó a Rodríguez Zapatero. A su juicio, la iniciativa del lehendakari es una repetición de la historia, una reedición del plan Ibarretxe tumbado e invalidado por las Cortes Generales con los votos de PSOE y PP en febrero de 2005. La respuesta, dijo, será idéntica. «Las consultas populares deben ser autorizadas por el Estado, independientemente de su vinculación política, eso está claro como el agua; lo que no se puede hacer, no se va a hacer y no se hará», advirtió.

El presidente del Gobierno aseguró, en rueda de prensa celebrada tras el encuentro, que se mantendrá «firme en sus posiciones». Lo dijo en persona y no a través de la vicepresidenta primera del Gobierno, como suele ser habitual en estos casos, para dar aún más empaque a sus palabras.

A lo Downing Street

Frente a la pretensión del lehendakari de alcanzar un acuerdo como el de Downing Street, la declaración que estableció en 1993 el principio de consentimiento del Reino Unido a la voluntad popular de los ciudadanos de Irlanda del Norte y sentó las bases del proceso de paz, Rodríguez Zapatero propuso abrir un dialogo con las fuerzas políticas en el País Vasco que «siga el camino recto de la legalidad».

El jefe del Ejecutivo convino en que el objetivo fundamental de la sociedad vasca es acabar con el terrorismo, pero subrayó que es básico lograr un acuerdo transversal entre nacionalistas y no nacionalistas que dé mayor estabilidad al autogobierno vasco. Algo que ignora, a su juicio, la iniciativa unilateral de Ibarretxe. «El Gobierno que presido siempre está dispuesto al diálogo, pero aquí sólo hay un camino que es la Constitución y la legalidad», remarcó. Ambas se cumplirían, según subrayó, con una reforma del Estatuto de Guernica.

No hubo más hipótesis. Rodríguez Zapatero se negó a considerar como una posibilidad cierta que el dirigente vasco intente realmente convocar una consulta, aunque este hubiera asegurado minutos antes que no cejará en su empeño. Ibarretxe se siente avalado por «7.000 años de historia» de un pueblo, el vasco, se caracteriza, avisó, por ser «muy tenaz».

Esa constancia le llevó a hacer oídos sordos de las palabras del presidente del Gobierno: donde este dijo que «si se empeña en transitar por una camino que no tiene ni fundamento legal ni el apoyo político mínimo, contará la oposición del PSE», el lehendakari interpretó que «estamos ante el primer paso en el camino de una negociación para convivir».

Ibarretxe advirtió de que ni siquiera considera que el plan que llevaba su nombre, el mismo que socialistas y populares rechazaron en el Congreso hace dos años, esté muerto y enterrado como defiende el Ejecutivo. «Será sustituido el día que se presente en la Cámara de Vitoria otra propuesta que logre más de 39 votos (la mayoría absoluta del Parlamento vasco)« argumentó. Mientras tanto, su objetivo es y será «alcanzar un acuerdo entre el presidente del Gobierno español y el lehendakari».

Estrategia electoral

A aquellos que sostienen que su iniciativa es sólo de una estrategia electoral con la que pretende pescar en el caladero de la izquierda abertzale les advirtió de que los comicios no le harán cambiar de idea. «Quedan meses y años para plantear el conjunto de iniciativas que he expuesto; sería bueno que levantáramos un poquito la cabeza para ver lo que está pasando en otros lugares como el Reino Unido, Irlanda o Flandes», dijo.

Rodríguez Zapatero también optó por el tono resignado. «Creo sinceramente que el lehendakari necesita tiempo para la reflexión y el diálogo; espero que al final entienda que en democracia sólo hay un camino que conviene recorrer con amplios consensos y en esa tarea voy a seguir empeñado», concluyó.