Algunos de los militares iraníes que participan en las maniobras en el estrecho de Ormuz.: REUTERS
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La Quinta Flota mueve ficha en Ormuz

Washington aproxima uno de sus portaaviones a la zona de maniobras navales de IránAnalistas del sector energético piden evitar las sanciones directas sobre el crudo iraní como medio de frenar el programa nuclear

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La habitual guerra dialéctica entre Irán y Estados Unidos se ha trasladado en las últimas 72 horas a las aguas del estrecho de Ormuz. Tras la amenaza de Teherán de cerrar el cuello de botella por el que sale en buques alrededor de un tercio del crudo mundial, la Quinta Flota de EE UU, con sede en Bahrein, movió ficha y uno de sus portaaviones se aproximó al lugar donde la fuerza naval iraní realiza maniobras militares desde hace una semana. Una medida preventiva inmediatamente denunciada por los mandos de la república islámica. «Un portaaviones estadounidense ha sido visto en la zona de maniobras por un avión de reconocimiento», declaró a la agencia Irna el vicecomandante Mahmoud Musavi, que aseguró disponer de fotos y vídeos del buque enemigo, lo que demostraría que «las fuerzas navales iraníes están controlando de forma precisa todos los movimientos de las potencias no regionales en la zona».

Como ha acreditado desde hace tres décadas y especialmente desde el estallido de la crisis nuclear en 2006, Irán se crece en los momentos de máxima presión internacional. Las fisuras políticas en la cúpula del régimen quedan a un lado y el sentimiento nacional pasa al primer plano. Militares y paramilitares monopolizan el protagonismo, y los nostálgicos sacan a relucir el heroísmo de los tiempos de la guerra contra Irak entre 1980 y 1988.

El comandante de la Guardia Revolucionaria iraní, Hossein Salami, advirtió de que la Casa Blanca no está en condiciones de decir «lo que debe hacer Irán en el estrecho de Ormuz» y estableció que «cualquier amenaza será respondida con otra amenaza», según la cadena oficial en inglés, PressTV. Por encima de las fuerzas regulares es esta Guardia Revolucionaria la que tiene el mayor poder militar. «Estamos preparados para un conflicto a gran escala», anunció su comandante, Mohamed Alí Jafari.

Amenaza tras amenaza sube la tensión en torno al régimen islámico, y no lo ha dejado de hacer desde la publicación del último informe del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) en el que por primera vez se reflejaron «indicios» de que Irán «ha trabajado en actividades que solo pueden estar relacionadas con el desarrollo de armas nucleares». Israel, el gran enemigo en la región, fue el primero en pedir medidas punitivas y manifestó su intención de atacar ante la inefectividad de la vía diplomática para detener la carrera atómica. Desde el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas fue imposible articular una resolución dura debido al apoyo de China y Rusia a Teherán. Estos dos países son los principales importadores del crudo de Irán -tercer exportador del mundo- y es precisamente la guerra por el petróleo la que ha avivado el enésimo enfrentamiento con EE UU.

'Guerra de los petroleros'

Ante un previsible endurecimiento de las sanciones y la aprobación de un embargo al crudo iraní, el vicepresidente Mohamad Reza Rahimi reaccionó sacando a relucir la capacidad de su país de bloquear el estrecho de Ormuz y se encendieron las alarmas. Analistas del sector energético invitan a la comunidad internacional a evitar sanciones directas sobre el crudo iraní y plantean alternativas que podrían tener el mismo efecto en su economía, como situar el Banco Central de Irán en la lista negra, lo que bloquearía el pago de las exportaciones.

En el contexto actual de crisis económica mundial, la alteración del tráfico naval en Ormuz dispararía el precio del barril de crudo. No es la primera vez que Teherán juega esta carta, ya que durante su enfrentamiento con Irak se vivió la bautizada como 'guerra de los petroleros'. Más de 400 marineros perdieron la vida y unos 500 buques sufrieron daños por ataques desde aviones, pequeñas embarcaciones o mediante el uso de minas. EE UU intervino con el despliegue de portaaviones que lograron devolver la seguridad al tráfico marítimo.