Los aspirantes destacan la dificultad de la prueba y la falta de plazas en relación con el número de solicitudes. :: VÍCTOR LÓPEZ
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«Mi única meta, un sueldo fijo»

Solo el 60% de los convocados se presenta al examen celebrado en Filosofía y Letras, Medicina y el Aulario de Simón Bolívar

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Una nómina, un puesto de trabajo, una recompensa al esfuerzo, una salida a la desesperación, una meta alcanzada, el mejor regalo de esta Navidad. Pensamientos que rondaban la mente de todos los ciudadanos que acudieron ayer a las diferentes sedes donde se realizaba el examen de las oposiciones para administrativo de la Junta de Andalucía. Solo 200 plazas para alrededor de 3.000 personas en toda Andalucía. Cifra que a más de uno le ha hecho replantearse su participación en el concurso. De los 1.030 convocados en la provincia, 700 decidieron dejar su puesto vacío. Ausencias que dejan el porcentaje de presentados rondando el 60 por ciento.

Los aspirantes despertaron en sus casas con el 18 de diciembre marcado en rojo en el calendario desde hace meses. Llego el momento de superar la prueba final hacia la estabilidad. Comenzaba la carrera.

La cita era en Filosofía y Letras, Medicina y el Aulario de Simón Bolívar a las 10.30 horas. Todos los jugadores fueron puntuales. Cada uno había desarrollado su propia estrategia desde que en el pasado mes de agosto se publicó la convocatoria. Las técnicas han sido muy diversas. Algunos se han entrenado en academias privadas, otros por su cuenta. «Me resulta muy útil asistir a las clases de la academia. Allí te dividen el temario y te hacen pruebas todas las semanas», señaló Pepa Fernández, una de las estudiantes, minutos después de terminar.

La oportunidad era para todos, padres y madres de familia, jóvenes desempleados, licenciados sin suerte, funcionarios que desean un ascenso, como el caso del Emilio Barcelona, que ya trabaja en la entidad pero que aspira al puesto de administrativo.

Todos a la carrera

Para muchos era su primera vez, para pocos la última. «Nosotras venimos desde Chiclana. Somos un grupo de 20 chicas que estudiamos juntas y llevamos varios años buscando un puesto en alguna administración», comenta Ana Cristina Ariza, otra de las participantes.

Los más afortunados contaban con ventaja gracias a estudios superiores o cursos. Medallas que les dan puntos para que la carrera hacia el podio sea más corta. No todos partían de cero. «Espero que para la próxima convocatoria pueda permitirme pagarme los cursos y así tener más facilidades», declaraba José Joaquín Cía, un joven desempleado.

La campana sonó a las 12.00 del mediodía, hora en la que la prueba tocaba su fin para todos, excepto para los discapacitados, que contaban con 90 minutos adicionales. El sentimiento general era pesimista. La mayoría destacó la dificultad de las 100 preguntas tipo test que dibujaban el examen. «La verdad es que ha sido complicado», sentenció Verónica Daneri, una psicóga de 30 años que comparaba resultados en la puerta de Filosofía y Letras con otro compañero.

En definitiva, una mañana de nervios e ilusiones, una jornada que invitaba al cambio y que mañana resuelve su principal misterio, el resultado de las preguntas. A partir de entonces comenzará una nueva vida para muchos de ellos. Y los que corran peor suerte, tendrán que esperar hasta la próxima ocasión, que tal y como están las cosas parece no vislumbrar una fecha concreta.