El argentino Perotti fue el mejor de los sevillistas. :: ROMÁN RÍOS
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Kameni detiene al campeón

El conjunto hispalense dominó el partido pero con un juego muy espeso y se enfrentará en la consolación al Cádiz El Espanyol elimina al Sevilla en la tanda de penaltis y jugará la final del Trofeo con el Atlético

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Sevilla y Espanyol sí se tomaron la semifinal del Trofeo Carranza como un partido de preparación. Aunque ambos sacaron sus mejores hombres sobre el campo, con excepción del campeón del mundo Jesús Navas, recién llegado de sus vacaciones, ni periquitos ni hispalenses fueron capaces de dejar a un lado la pretemporada. Parecían atontados por el fuerte viento de levante que azotaba el estadio.

El partido comenzó y los jugadores no parecían estar compitiendo en el campo. La presión no existía y los equipos parecían turnarse el toque de balón.

Algo encendió a la afición en los minutos 16 y 21. Un homenaje a dos hombres desaparecidos del fútbol, fallecidos en la tierra pero muy vivos en la memoria de los aficionados. El sevillista Antonio Puerta y el catalán Daniel Jarque, que hoy hace un año desde su fallecimiento, fueron recordados por los seguidores de ambos equipos y su imagen salió proyectada en el marcador del estadio.

Fue a partir de entonces cuando llegaron los primeros minutos de peligro de esta mitad. El Sevilla hacía algo de daño por bandas con Perotti y Alfaro, pero Kanouté y Luis Fabiano no acababan de coger el ritmo de los extremos. Pero fue el Español quien se apoderó algo más de la pelota. Moisés hacía triangular bien al tridente formado por Callejón, Javi López y Luis García, que llegaba con fuerza.

En el minuto 32 Javi López avisó disparando cerca del palo derecho de Palop. Luego, en el 41, no iba a fallar un pase atrás de Luis García, que aprovechó una pérdida de balón en banda de Squillaci, y remató en el area chica un balón contra el que no pudo hacer nada el meta sevillista.

Golpea el Espanyol

Con el 0-1 en contra el actual campeón del Trofeo por fin se enteró de que en este torneo hay que correr para ganar. Renato ordenó estar más encima de los pericos y sus compañeros comenzaron a presionar por primera vez en todo el partido.

Sólo faltaba un minuto para llegar al descanso cuando una nueva internada en banda izquierda de Perotti, auténtico motor de ataque en el Sevilla, terminó con una segada de Chica que mandaba al argentino al suelo. Ayza Gamez indicó penalti, el tercero del Trofeo, aunque las dudas de la defensa espanyolista sobre si era dentro o fuera estaban justificadas.

Kanouté no fallaba, con paradiña incluida, y mandó el balón por el centro, casi a lo Panenka, para batir a Kameni. 1-1 y vuelta a empezar.

Y es que la segunda parte empezó igual de apelmazada que la primera. Los cambios adormilaron al Espanyol, ahora lleno de canteranos. El Sevilla mantuvo el bloque, pero también siguió igual de espeso. Sólo Perotti, que parece haber mejorado hasta en velocidad este verano, daba la sensación de que estaba por ganar el partido.

El sopor empezó a gobernar a la grada, que optó por hacer la ola en Fondo Norte. Pero la afición volvió a reengancharse en el minuto 66. Antonio Álvarez daba entrada al flamante campeón del mundo, Jesús Navas, que recibía la ovación en forma de aplauso de gran parte del estadio.

Primero el propio Navas y luego Perotti, que seguian igual de huérfanos gracias al pasotismo de Luis Fabiano y al no poder, está lejos de su forma, de Kanouté.

El entrenador andaluz se dio cuenta y quitó a 'O fabuloso' del campo para dar entrada a Negredo, que salió con algo más de hambre.

Los de Pochetino seguían dormidos y un centro de Romaric hacía errar a Kameni, que al intentar capturar el balón que él mismo despejó hacia arriba, hacía penalti al recién incorporado Negredo al golpearlo con uno de sus brazos.

Kanouté no iba a ser el encargado de lanzar la pena con el madrileño en el campo. Así que Negredo cogió la pelota, lanzó raso al palo derecho del portero camerunés y éste acertó a despejar la pelota con la misma mano que le había hecho el penalti.

Todo seguía igual y Pochetino, con el banquillo lleno de canteranos, seguía metiendo a promesas periquitas en su once, que iba perdiendo presencia.

Pero incluso con esas dudosas ganas de jugarse el pase a la final, el Espanyol lo iba a tener fácil para evitar la paliza de jugar la consolación en plena tarde del mes de agosto. En el Trofeo de los penaltis Perotti y Romaric no acertaron ante Kameni y un antes favorito Sevilla se queda sin defender título.