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Corrector dental busca a su boca

La oficina de objetos perdidos de la Policía Local de Cádiz acumula todo tipo de hallazgos

ANTONIO m. de la vega
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En la Oficina de Atención al Cliente de la Policía Local de Cádiz se acumulan en cajones y estanterías cientos de miles de objetos que buscan a su dueño. Algunos los encontrarán, a otros directamente los habrán olvidado con la misma facilidad que cayeron de un bolsillo o se dejaron sobre la mesa de un bar.

Son los objetos perdidos, que aunque suenen a película son de lo más cotidianos. Gafas de sol, llaves y llaveros, carteras, monederos, teléfonos móviles, toallas, ropa, mochilas, pendientes, pulseras, casi de todo lo imaginable ha pasado por las dependencias policiales después de que alguien lo haya encontrado y haya tenido a bien ponerlo a buen recaudo por si su propietario legítimo lo intenta recuperar.

Esas son algunas de las cosas más simples, pero los agentes encargados de gestionar la oficina están acostumbrados a ver cosas impensables.

Desde sillas de ruedas a tablas de surf, pasando por sombrillas, dentaduras postizas, cámaras fotográficas, joyas de gran valor o incluso dinero. Una prueba de ello es el corrector dental que saca una de las agentes de un cajón. No parece probable que alguien lo pierda y no se haya dado cuenta. Pero también se puede dar el caso de que no sepa donde buscarlo.

Lo que tampoco sabe la mayoría de la gente es que si se encuentra algo en la calle tiene la obligación de entregarlo a la Policía Local, siempre que no conozca la identidad de su anterior poseedor, en cuyo caso, también debe localizarlo y entregarle el objeto. Suponiendo que el objeto ha sido entregado en la Oficina de Atención al Ciudadano, que en Cádiz se encuentra en la Jefatura de la Policía Local, en la plaza de San Juan de Puerto Rico, sin número, junto al Estadio Carranza, el mismo permanecerá en las dependencias municipales hasta que no se localice a su propietario legal.

En caso de que este no aparezca en un plazo máximo de dos años, el objeto puede ser reclamado por el hallador. Cuentan los agentes que resulta sorprendente como la mayoría de las personas que entregan algo en la oficina acuden a reclamarlo cuando pasa el periodo legal establecido, aunque se trate de algo de escaso valor.

También al entregar un objeto la persona que lo entrega tiene la opción de dar permiso a los agentes para que den sus datos al propietario del objeto a fin de que este pueda ponerse en contacto con él. A veces se hace solo por agradecimiento, pero el hallador debe saber que el poseedor que recupera su objeto tiene la obligación legal de entregarle un recompensa.

«Aunque las cosas no tengan mucho valor material, el sentimental puede ser incalculable»

No es gran cosa, pero está recogida en el artículo 616 del Código Civil, que dice que «si se presentase a tiempo el propietario, estará obligado a abonar, a título de premio, al que hubiese hecho el hallazgo, la décima parte de la suma o del precio de la cosa encontrada. Cuando el valor del hallazgo excediese las 2.000 pesetas (12,02 euros), el premio se reducirá a la vigésima parte en cuanto al exceso». «Pero el que recupera algo de valor suele dar eso y mucho más», cuentan los policías.

Los agentes realizan con los objetos encontrado un trabajo concienzudo de investigación, buscando cualquier pista que pueda ofrecer datos del dueño. «Lo hacemos porque, aunque las cosas no tengan mucho valor material, el sentimental puede ser incalculable. Eso solo lo sabe el que lo ha perdido», cuentan.

Con lo que no se recupera, se hacen lotes, que bien se destruyen, bien se asignan al Ayuntamiento, o se entregan a alguna ONG que le pueda sacar provecho.

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