El sueño de Alestis

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El sueño aeronáutico andaluz se ha convertido en una pesadilla que puede devorar al propio sector y esta misma semana se ha podido comprobar en la Convención Internacional de la Industria Aeroespacial y de Defensa que se ha desarrollado en Sevilla. El nacimiento de lo que hoy conocemos como Alestis fue celebrado en 2009 como uno de los mayores logros de la Junta de Andalucía en favor de un nuevo y sólido tejido industrial entre Sevilla y Cádiz.

No fue fácil encontrar a sus socios. La Administración regional se había implicado hasta el punto de invertir dinero público en la puesta en marcha de una empresa aeronáutica con sede en Andalucía, pero integrada por el grupo vasco Alcor y respaldada por Unicaja, Cajasol y el Banco Europeo de Negocios. El despegue fue inminente y en el verano de 2010 se hacía con dos de los contratos más importantes del nuevo avión del Airbus: la panza o ‘belly fairing’ y el cono de cola del A350. Entre tanto, la compañía contrataba a 350 extrabajadores de Delphi.

Dos años después del experimento, Alestis está en concurso de acreedores, intervenida por Airbus y con un plan de saneamiento interno que amenaza tanto a su estructura, nueve factorías, como a su plantilla, 1.800 trabajadores. ¿Cómo se ha llegado a esta situación? Alestis se convirtió por arte de magia en suministrador o contratista de primer nivel (Tier 1) de Airbus. Entrar en esta liga de proveedores estrellas del gigante europeo es un honor, pero obliga a tener las espaldas muy bien cubiertas desde el punto de vista económico.

El contrato con Airbus es multimillonario y garantiza la carga de trabajo para décadas, sin embargo, tiene una desventaja. Airbus no paga hasta que el proyecto de avión sea una realidad. Es decir, el desarrollo de los prototipos y su ingeniería, amén de sus ensayos corren por cuenta del proveedor. Airbus tiene previsto realizar los ensayos del nuevo A350 con cinco aviones-prototipo y el sexto sería el definitivo, una vez superadas todas las pruebas. En ese preciso instante empezaría Alestis a recibir dinero.

Este ha sido el talón de Aquiles de la empresa que impulsó la Junta. Alestis se ha encontrado con una gran tarta en la puerta de su casa que es incapaz de digerir. No tiene dinero para afrontar el encargo, tampoco cuenta con tecnología suficiente para sacarlo adelante y lo que es peor aún, su estructura y plantilla están sobredimensionadas. Airbus y la voluntad de los bancos, amén de una posible fusión, son las únicas herramientas con las que cuenta Alestis y la propia Junta para que la empresa despierte de la pesadilla.