Milagros Oliva, en la puerta principal de Altadis. :: Francis Jiménez
Ciudadanos

«Nos vamos con la sensación de que Altadis se cierra»

Milagros Oliva forma parte de los 186 prejubilados que abandonarán la planta de Cádiz el 18 de diciembre

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Milagros Oliva tiene 52 años y lleva 33 en la fábrica de tabacos de Cádiz. El próximo 18 de diciembre será su último día de trabajo en la planta gaditana. Milagros forma parte de los 186 prejubilados de Altadis que abandonarán las instalaciones forzados por un proceso de reajuste en la producción. Atrás deja una vida y toda una juventud dedicada a liar cigarrillos Farias. «Nos vamos con una sensación agridulce porque es el final: la fábrica se cierra».

La compra de Altadis por la británica Imperial Tobacco en enero de 2008 ha llevado a la implantación de un plan estratégico en las cinco factorías españolas. Los ingleses han optado por concentrar la producción en las plantas de Santander y Logroño y ajustar los procesos en las de Cádiz y Palazuelos (Cáceres) cerrando la de Alicante. En el caso de la planta gaditana se mantienen activos los almacenes, una de las tres líneas de producción: la de tabaco expandido. En junio cerró la de tabaco reconstituido y el viernes que viene echa su cierre definitivo la de preparación de liga.

La integración de Altadis en Imperial ha significado para Cádiz la prejubilación de unos 236 trabajadores. En junio salieron 50 y ahora son 186 con más de 52 años los que abandonan para siempre el recinto fiscal de Zona Franca.

Milagros Oliva entró con 19 años en la fábrica de la calle Plocia, lo que hoy es el Palacio de Congresos. Estudiaba por las noches en el instituto del Rosario, en la plaza de San Agustín, pero las necesidades de la época apretaban y probó suerte para trabajar en varios puntos de Cádiz. «Me llamaron y después de pasar un reconocimiento médico entré como operadora». Milagros recuerda que las mujeres eran mayoría en la antigua Tabacalera, «pero ninguna ocupaba puestos de gestión o dirección; el mando estaba reservado para los hombres». Recuerda que la plantilla de la fábrica era de unas 1.100 personas y la empresa necesitaba mucha mano de obra para el tratamiento de los Farias.

Milagros reconoce que entrar en Tabacalera en la década de los setenta era un lujo, porque se comparaba con las grandes industrias de la Bahía como astilleros o la industria aeronáutica. El primer sueldo de Milagros fue de 15.000 pesetas de la época.

Ahora mira su futuro desde el horizonte de una prejubilación «prematura y forzosa». «Es un sueldo menos en casa y mis tres hijos aún necesitan ayuda». Cobrará el paro, pero no hay indemnización. Al contrario. Percibirá el 70% del sueldo hasta los 65 años.