Cerrar los ojos para ver

La obra de Juan Isaac Silva Gámez desprende un halo de incertidumbre. No tanto por los protagonistas de sus obras: pequeñas criaturas imaginarias que conforman un entramado de tentáculos, aletas y patas, sino por la fijeza con la que los ojos de estos personajes miran insolentes al espectador que los admira. Cerrad los ojos es el título de la primera exposición individual de Silva en Cádiz. «Estoy un poco nervioso, la verdad, ya que la exigencia del público es muy alta. En nuestra ciudad hay un alto porcentaje de espectadores que desconocen las nuevas realidades artísticas», dice Juan Isaac.

La exposición se compone de 25 dibujos realizados con pintura acrílica sobre lienzos de pequeño formato. Toda la muestra está dedicada a la mirada, a las sensaciones que provocan unos ojos que miran al espectador y a las reacciones que a éste le provoca sentirse observado. «Hay una intención, una especie de juego dirigido al público para que lleguen a mantener una lectura comunicativa con el cuadro. Al predominar en la totalidad de ellos el tema de las miradas a tráves de los ojos, el público puede plantearse una pregunta. Y a tráves de diferentes interrogaciones, uno ya está comunicándose», explica el artista gaditano. Silva intenta componer un discurso lineal a través de los ojos, una maraña espasmódica, satírica y provocadora, que se centra en la sensación de sentirse observado a la vez que uno observa.Y lo muestra desde diferentes prismas. Todo gira, irremediablemente, en torno a la vista.

Los pequeños personajes que protagonizan sus cuadros son los portadores de esas sensaciones. «Forman parte de una actitud a la hora de plantarme contra el lienzo. Uno siente la necesidad de modificar diferentes situaciones vividas, haciendolas más irónicas o más chirigoteras, por ejemplo», explica Silva. «Trato de expresar situaciones que me rodean en la vida diaria, buscar en el baúl de los recuerdos de mi infancia y plantearlos desde una perspectiva más áctual», concluye.

Juan Isaac Silva (Cádiz, 1979), es licenciado en Bellas Artes por la Universidad Santa Isabel de Hungría de Sevilla. Ha participado en numerosas exposiciones colectivas pero no se siente un artista al uso, se considera ajeno a las excentricidades de algunos. «Me identifico como parte de una misma sociedad. Aunque no voy a negar que se nos trate de especiales», explica Silva. Su obra está influída por pintores de todos los tiempos: la impresión de Velázquez, las pinturas negras de Goya y la ironía de las máscaras de Ensor. Ahora investiga con la pintura dígital y las técnicas del dripping. Su obra no tiene definición, aunque «llega a usarse como vía de escape según determinadas situaciones», dice el artista, que consigue ilustrar con la mirada las luces y las sombras de una sociedad que resulta, en ocasiones, irónica.