ANÁLISIS

la última ocasión

El seleccionador danés, Morten Olsen, sabe que sus jugadores son contrarios al esquema futbolístico de sus vecinos norteños. A ellos les va más el juego latino de toque, paredes y gambetas. Lejos queda ese fútbol de patadón, propio de algunas selecciones escandinavas y cada vez más en desuso.

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Olsen divide a sus hombres en dos bloques bien distintos. Seis defienden y cinco atacan. La gran novedad de los diablos rojos puede ser la incursión de Christiansen, portero del Copenhague. La defensa está formada por el núcleo duro del Copenhague (Niclas Jensen y Gravgaard), acompañados por Helveg y Laursen. Jugadores fuertes, muy técnicos y que no se suelen complicarse la vida.

El sevillista Poulsen es el nexo de unión entre las dos facciones. Se convierte en el quinto defensa cuando la situación lo requiere y es el primero en sacar la pelota. A pesar de tener futbolistas que distribuyen bien, a Dinamarca le cuesta llevar la responsabilidad del partido.

Por delante, Tomasson comanda a los cuatro hombres encargados de hacer gol: Kenneth Pérez, Gronkjaer (que ha y Rommedahl.