Las razones por las que discuten tanto las parejas

Un especialista explica las situaciones que más conflictos generan en las relaciones

Los 10 errores más comunes que ponen en riesgo tu relación de pareja

Según Enrique Vázquez, la discusión no es mala «es una realidad necesaria para resover conflictos»
Laura Peraita

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Quien tiene pareja, lo sabe. Al principio de la relación todo son sonrisas y buenos gestos, pero según se avanza en la convivencia diaria se da paso a desencuentros que pueden generar conflictos y discusiones. Pero, ¿por qué suelen enfadarse las parejas? Si estás leyendo esta información es porque te ha ocurrido, te preocupa la relación y necesitas tener respuestas para mejorar. Pues la primera de ellas es de cierta calma y tranquilidad. Así, al menos, lo apunta Enrique Vázquez, psicólogo especializado en terapias de parejas, al asegurar a ABC que « la discusión es parte esencial de la pareja y las buenas relaciones se definen en función de la forma en que discuten y solucionan sus problemas. Es decir, la discusión no es mala y es una realidad necesaria para resolver conflictos y que los problemas no se vayan acumulando de tal manera que en un momento dado se estalle y salgan a la luz todos ellos, con el consiguiente riesgo de ruptura definitiva de la pareja».

Por su experiencia en consulta, una de las razones por las que más se pelean las parejas es por la batalla de poder . «Uno quiere tener la razón sobre el otro y de manera, casi siempre, inconsciente se convierten en adversarios. Ocurre sobre todo cuando la confianza es extrema y se entra en un juego casi como de competición. Se generan egos y cada uno trata de empoderarse sobre el otro, lo que resulta muy estresante».

Otra de las razones que rompen la calma en la relación es la falta de simetría, entendida como la capacidad de la pareja para estar en una convivencia equilibrada. «Si desde el principio, por ejemplo, uno es detallista y dice cosas bonitas, también espera que el otro lo sea. Son cuestiones que se cuidan bastante al comienzo de una relación. Sin embargo, con el tiempo se pierde esta actitud, aunque el que era detallista lo siga siendo pero mucho menos. Se produce una asimetría en la relación y se acostumbra a la pareja a un estado no natural. El que tenía detalles echa en cara al otro que ya no es detallista y surge la pelea».

Los tres pilares de la relación

Este psicólogo apunta que de cara a prevenir este tipo de situaciones, en las que generalmente uno de los miembros de la pareja se queja de que «ya no me quieres ni te importo y, por eso, ya no tienes detalles conmigo» , es que realicen por escrito una especie de contrato en el que se especifiquen aquellas cosas en las que se deben esforzar uno y otro para mantener esa simetría y así tengan la sensación mutua de que el otro está "trabajando" para que la relación funcione de manera sana y sin problemas.

Explica también que es fundamental mantener los tres pilares de toda relación: confianza, respeto y sinceridad. «Para ello, hace falta tener compromiso. En ocasiones, no obstante, el deseo de uno no corresponde exactamente con el del otro, y estalla el conflicto. Hay personas que tienen objetivos a nivel personal que no cuadran con los de la pareja, que ponen el éxito profesional por encima del tiempo de pareja e hijos. Esa disonancia es motivo muy habitual de discusión».

En el día a día, las labores domésticas también suponen una causa de enfrentamiento. «Es tan importante lo que hace cada uno como cuánto percibe el otro lo que yo aporto . Este asunto provoca muchas frustraciones en quien hace mucho y puede echar en cara al otro todo lo que no hace y ponerle castigos de manera más o menos inconsciente: "como no has hecho esto, ahora te fastidias y esta noche no voy a tener sexo contigo"».

Otra de las causas más comunes de los enfados llegan por elementos externos: la familia política . «Acciones o comentarios de los suegros o de algún cuñado suelen enfrentar a las parejas porque el afectado se defiende y el otro no admite que se metan con su familia. Pero hay que ser consciente que uno "se casa con su pareja... y con su familia", y es difícil que no se vean afectados cuando no se muestran receptivos. No obstante, este tipo de discusiones son más bien estacionales y coinciden con temporadas de navidad y verano fundamentalmente, que es cuando más se juntan las familias».

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