Máxima difusión

Una madre de Lebrija busca al hombre que encontró a su hijo perdido en la playa de Chipiona: «Quiero abrazarlo y darle las gracias»

Su hijo Ezequiel, de tan solo cuatro años, se perdió en Las Tres Piedras y apareció, horas después, a cinco kilómetros, en Costa Ballena. Hoy, esta madre de Lebrija solo tiene un deseo: encontrar a ese hombre para darle las gracias

El pequeño Ezequiel se perdió y llegó desde la playa de las Tres Piedras hasta Costa Ballena L.V.

M. Landeta

Cádiz

Domingo de sol, playa y un susto que Rebeca jamás olvidará. Lebrija y Chipiona están unidas desde hace años por los veranos de muchas familias sevillanas que eligen la costa gaditana como refugio de sol y descanso. Así lo hace cada año la familia de Rebeca, que este pasado domingo disfrutaba de una jornada espléndida en la playa de Las Tres Piedras.

Era temprano, aún no había mucha gente, el mar brillaba tranquilo y Ezequiel, su hijo pequeño de apenas cuatro años, jugaba feliz con su cubo entre arena y agua.

Todo transcurría con normalidad hasta que, en un instante, una pregunta de una de sus hijas mayores distrajo a Rebeca. Al volver la vista… Ezequiel ya no estaba.

A las 13:45, la escena idílica se tornó en pesadilla. La familia comenzó una búsqueda desesperada. Preguntaron a niños cercanos, a familias próximas, al personal del chiringuito La Manuela. Todos se volcaron en ayudar, mientras el tiempo se convertía en un enemigo.

Rebeca, con el corazón oprimido por los peores pensamientos, llamó al 112. La Guardia Civil y la Policía Local se implicaron en la búsqueda del menor.

Pasaban los minutos. Los nervios crecían. La angustia se hacía insoportable.

Hasta que, a las 15:15, la Policía Local de Chipiona apareció con una noticia que cambió el destino de aquel día: Ezequiel había sido encontrado. Estaba bien.

Y lo más sorprendente: estaba en Costa Ballena, a cinco kilómetros de donde se perdió.

Un hombre lo había encontrado llorando y desorientado. Le ofreció agua, comida, consuelo. Lo calmó. Lo acompañó hasta el chiringuito El Poniente y, desde allí, avisaron a la policía. Gracias a él, Ezequiel pudo volver a los brazos de su madre.

Hoy, Rebeca solo tiene palabras de gratitud hacia ese hombre anónimo. Y un deseo: encontrarlo.

«Quiero abrazarlo, mirarlo a los ojos y decirle gracias. Porque en cinco kilómetros, fue la única persona que se paró, que se extrañó de ver a un niño tan pequeño solo. No lo dejó solo ni un segundo y gracias a él mi hijo está bien. Nunca podré agradecérselo lo suficiente.»

Con la emoción aún viva en su voz, esta madre sevillana pide ayuda para difundir su mensaje. Ha dejado su número de teléfono, 672933868, con la esperanza de que esta historia llegue hasta ese hombre de gran corazón.

«Es una historia con final feliz, pero solo quiero cerrarla bien. Con un gracias de verdad. Ojalá podamos encontrarlo.», pide Rebeca.

Desde aquí, nos sumamos al llamamiento. Porque hay gestos que merecen ser reconocidos. Y porque, a veces, una historia que pudo ser trágica, se convierte en un testimonio de humanidad y esperanza.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación