PAREJAS

El peor enemigo para un infiel reincidente es el tiempo

Entrevista con Walter Riso, autor de «Jugando con fuego»

Madrid Actualizado: Guardar
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Más de la mitad de la población es infiel. Según los expertos, este comportamiento se puede evitar y para logarlo hay que seguir unas pautas que se centran, sobre todo, en el autocontrol y la prevención. «A veces Eros dispara flechas por la espalda. Los consultorios de psicología están repletos de personas que, creyéndose intocables, terminaron involucradas en las más retorcidas aventuras». Así lo afirma a Servimedia Walter Riso, psicólogo clínico y catedrático de Bioética en la Universidad de Colombia y autor del libro «Jugando con fuego». Resulta paradójico que sean justo las personas que se perciben a sí mismas como «radicalmente incorruptibles» las que más probabilidades tienen de enredarse en amores clandestinos.

Estas personas se creen por encima de la tentación porque «cuentan con un aliado de lujo: el amor con mayúsculas, que las provee de una armadura a prueba de encantos y las hace inmunes, como si tuvieran un antídoto natural contra el germen de la infidelidad», explica Riso.

Pero es precisamente ahí donde está la trampa, porque provoca que los individuos se confíen y se relajen. En este sentido, Walter Riso advierte que «dejar la estabilidad de la pareja exclusivamente en manos de los altibajos de los sentimientos es una locura, porque sentir el amor apasionado no basta para crear un proyecto de vida estable y tranquilo».

La fidelidad no solo se siente, también se piensa y se decide y, por eso, «es mejor confiar en uno mismo que en el amor». Lo cierto es que aproximadamente la mitad de la población se mantiene fiel a su pareja gracias a unos atributos que, en opinión del autor de «Jugando con fuego», responden a un factor común: «Permanecer alerta. Han tomado la decisión "política" de no dejarse seducir, conocen sus debilidades y saben dónde está el peligro. No son esencialmente inconquistables, sino que han aprendido el complejo arte de esquivar y capear la atracción inconveniente».

La infidelidad, diferente en cada género

La programación biológica es igual en la mujer que en el hombre, lo que cambia son nuestros estereotipos sociales. «En igualdad de condiciones educativas y sin discriminación, es probable que las diferencias de género existentes respecto a la conducta sexual tendiesen a desaparecer», comenta Riso. Esta teoría queda avalada por la experiencia de Alejandro Chekri, detective privado de la agencia In_fidelity, quien afirma que, en los últimos tiempos, el número de infidelidades masculinas y femeninas «se han equiparado».

En este sentido, Alejandro Chekri comenta que «las mujeres son más indulgentes. La que normalmente perdona es ella. Aunque, como por lo general el infiel es reincidente, con el tiempo vuelve a ser clienta nuestra... El hombre, sin embargo, es muy tajante, no perdona nunca». También es diferente la manera de reaccionar y de entender la infidelidad, y, mientras que para el hombre es algo más carnal, para la mujer también está relacionada con el afecto y son más concienciadas: «Tienen más en cuenta las cosas que pueden pasar. Son más cuidadosas. Además, al atender las labores caseras es más fácil que pillen al marido que, por otro lado, suele ser más despistado».

El peor enemigo para un infiel reincidente es el tiempo. «Te hace descuidado», afirma Alejandro Chekri. «Al principio, todo el mundo está muy atento, pero a medida que te vas acostumbrando a tener esa relación paralela te vas olvidando de los pequeños detalles y ahí es donde normalmente te cazan». Los despistes más habituales siguen siendo cosas tan básicas como «que la camisa huela a un perfume que no es el tuyo o que haya resto de carmín en la ropa, y, por supuesto, los chats sociales y la telefonía móvil».

Nadie está a salvo

Yolanda Terrón, psicóloga clínica y experta en intervención familiar y sistemas humanos, opina que no hay que buscar un perfil sino ciertos parámetros que pueden provocar la infidelidad. «El primero tiene que ver con la personalidad, describe a alguien a quien le gustan los retos, que tiene la necesidad de conquistar». La segunda variable, en opinión de Terrón, es la ambiental: «Es frecuente en los lugares de trabajo, donde se fomentan situaciones de aproximación y de compartir esfuerzos que favorecen la situaciones amorosas».

La tercera es la propia relación de pareja: «Cuando hay una frustración en la pareja, la relación se va deteriorando y existen más probabilidades de buscar algo fuera», explica la psicóloga. En estos casos, la mejor prevención es «cuidar mucho a tu pareja e intentar cumplir con sus necesidades». Además, «para lograrlo existen algunos componentes claves, como el sentido del humor, preocuparte por el día a día de la otra persona, tener proyectos en común y mantener siempre viva la parte más sexual».

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