«No todo el mundo vale para abrir un negocio de este tipo»

La crisis ha empujado a muchos ciudadanos a explorar el mundo del autoempleo y, aunque puede decirse que aún no está excesivamente popularizado, el de las franquicias gana terreno día a día. «Pero ojo, no todo el mundo vale para abrir un negocio de este tipo. Es cierto que el modelo ofrece numerosas ventajas y facilidades, pero hay que tener un conocimiento del negocio», explica Eduardo Abadía, gerente de la Asociación Española de Franquiciadores (AFE).

«Si tienes dudas, no te lances. Si alguien se mete en una franquicia y no sabe gestionar el negocio, va a fracasar. Tienes el apoyo de la marca, su asesoramiento, pero también se requiere un conocimiento del sector y trabajo, mucho trabajo», añade. A su juicio, el modelo de franquicia «fue uno de los primeros en notar la llegada de la crisis, pero también es el primero en adaptarse a las circunstancias y a los cambios que se producen en el mercado. Por eso, el porcentaje de 'mortandad' de estas empresas a partir de los cinco años es muy bajo».

Abadía cree que la falta de crédito para los inversores que desean participar en una franquicia se debe en buena medida a que «no hay cultura de las entidades financieras para apoyar al sistema de franquicias, lo mismo que hay una banca para pymes, u otros sectores».

Ante el parón de la actividad económica y el consumo, las enseñas españolas ponen el foco -como muchas otras empresas- en la internacionalización de su negocio. El uso de las nuevas herramientas tecnológicas a la hora de buscar nuevos nichos en el mercado extranjero ha facilitado mucho las cosas a los emprendedores, pero también pueden ser un arma de doble filo. «Internet te ayuda a encontrar socios francuiciados en otros países. ¡Pero cuidado! Eso conlleva un gran peligro. Tenemos que tener bien claro dónde podemos crecer, conocer el mercado al que nos dirigimos, incluso físicamente», advierte Abadía.