EL DIVORCIO ENTRE EL MUNDO REAL Y EL FINANCIERO

Contemplamos en los últimos días cómo el paro aumenta en España, con lo que ello supone de deterioro para las expectativas de consumo y crecimiento económico. Al tiempo, en los primeros 25 días de este año, el Ibex-35 ha subido un 6,8%, cuatro veces más que el principal índice de la Bolsa alemana y dos veces más que el de la francesa. Inevitable ante tal contraste que resurja el debate sobre el divorcio entre la economía real y la financiera. Una personalidad tan poca sospechosa como José Ángel Sánchez Asiaín, expresidente del BBV, daba las claves en una conferencia pronunciada en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas: «El excesivo protagonismo del mundo financiero frente a la economía real podría estar llevando a los distintos intermediarios financieros a olvidar su verdadero papel en el sistema, que no es otro que el de simple asignadores eficientes de unos recursos escasos. Con ello, la orientación de los flujos de capital estaría dependiendo, al final, no tanto de las necesidades reales de inversión existentes, sino de las oportunidades ofrecidas a corto plazo para obtener mayores rendimientos en la colocación del ahorro».

Parece que la prevalencia del mundo financiero se ha impuesto 25 años después de pronunciadas aquellas palabras y pese a los nocivos efectos de tal apuesta.