ESPAÑA

La Fiscalía exime al empleado del Samur por las llamadas del Madrid Arena

Sostiene que ya había tres ambulancias en el recinto mientras que la acusación popular pide su imputación por imprudencia grave

MADRID. Actualizado: Guardar
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La conversación telefónica que mantuvo el empleado del Samur en la centralita, Francisco Iglesias, con amigos de las víctimas mortales del Madrid Arena la noche de la tragedia siguen dando que hablar. La Fiscalía del Madrid aseguró ayer que no ve «trascendencia penal» en la conducta del operario, mientras que la acusación popular del caso pidió su imputación por imprudencia en la atención de los afectados.

La Fiscalía alegó que cuando se produjeron estas llamadas, hacia las 4.15 horas de la madrugada del 1 de noviembre, en el recinto ya había tres ambulancias del Samur y que «lo importante» en este caso sería que las urgencias hubieran llegado tarde al lugar de los hechos, algo que no ocurrió.

Con los datos que le ha proporcionado el Samur, la Fiscalía de Madrid conoce que solo 40 segundos después de estas llamadas se dio la orden de enviar dos ambulancias al interior del Madrid Arena y que antes ya estaban movilizadas otras tres ambulancias y varios médicos.

Por este motivo, la Fiscalía adelantó su rechazo a la petición de imputación de Francisco Iglesias formulada ayer por la acusación popular del proceso, ejercida por el sindicato Manos Limpias.

El colectivo solicitó su encausamiento por «comportamiento imprudente ante la llamada de asistencia de socorro». Consideró asimismo que esta «imprudencia» pudo tener «incidencia a la hora de atender a las víctimas», por lo que señaló que era preciso depurar las responsabilidades pertinentes. De la misma forma, solicitaron al juez de Madrid que impute al encargado jefe de la central de comunicaciones del Samur, al que acusó de vetar la entrada de las ambulancias en el recinto y ordenar a los operarios «que dijesen a los amigos de las víctimas que las llevasen a un kilómetro de distancia».

Servicio «eficiente»

A la avalancha de críticas a la gestión del Samur salió ayer al paso su director, Ervigio Corral. Aseguró que la atención telefónica de su subordinado no influyó en el servicio de asistencia, pese a admitir que «no estuvo absolutamente afortunado en esa llamada», ya que las instrucciones que se dieron desde la central «fueron diferentes a las que él expreso en esa cinta a la demandante».

Para Corral, la atención del Samur fue «eficiente» y el servicio funcionó de manera «ejemplar», ya que el tiempo de reacción fue «adecuado» e «incluso más corto que el tiempo medio». Sin embargo, el director no se ha mostrado satisfecho por los resultados, ya que «el final desgraciadamente todos lo conocemos».

Por su parte, el portavoz socialista en el Ayuntamiento de Madrid, Jaime Lissavetzky, reconoció ayer que las grabaciones le «ponen los pelos de punta» y revelan la «descoordinación del servicio» la noche de la tragedia. Por ello ha exigido a la alcaldesa Ana Botella que llegue hasta el fondo de la investigación o que dimita, ya que «no está preparada» para dirigir el consistorio.