Schwarzkopf junto al expresidente George H. W. Bush. :: RICARDO MUÑOZ / EFE
MUNDO

El primer héroe de Irak

EE UU despide con honores al general Schwarzkopf, que derrotó a Sadam Hussein en la primera guerra del Golfo

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La que Sadam Hussein calificó en 1991 como 'La madre de todas las batallas' se dio de bruces con el general estadounidense Norman Schwarzkopf (Trenton, 1934 - Tampa, 2012) y su operación 'Tormenta del desierto'. En menos de dos meses el Ejército iraquí tuvo que abandonar Kuwait y el dictador se vio obligado a negociar un acuerdo de alto el fuego con este militar fallecido la madrugada de ayer que lideró con puño de hierro a la coalición internacional compuesta por 34 países.

La primera guerra del Golfo fue el último servicio que como soldado prestó Schwarzkopf a la patria. Veterano de Vietnam, donde tomó parte en dos relevos, y de la guerra de Granada el rostro de este hombretón de casi dos metros y cara de pocos amigos apodado como 'Norman el tempestuoso' por su fuerte carácter quedará para siempre asociado con la victoria aplastante de las fuerzas internacionales sobre un Sadam al que solía poner en ridículo durante sus ruedas de prensa.

El acuerdo de alto el fuego maniató al presidente iraquí, pero le permitió permanecer once años más en el poder. A diferencia de lo ocurrido en 2003 durante la segunda guerra del Golfo, a Schwarzkopf no le ordenaron invadir Irak. El enorme potencial de la Alianza hizo doblar la rodilla a los iraquíes en apenas unos días tanto en 1991 como en 2003, pero el verdadero infierno para las tropas internacionales comenzó el día en que el régimen colapsó.

Casado y padre de tres hijos, este descendiente de emigrantes alemanes colgó el uniforme tras regresar a EE UU, publicó una autobiografía titulada 'No hace falta un héroe' y limitó sus apariciones públicas a las campañas electorales en las que apoyó a los republicanos en 2004 (George Bush) y 2008 (John McCain). Analista militar en cadenas como la NBC, nunca dio el salto a la arena política que muchos pensaban podía dar debido al peso de su imagen entre la opinión pública.

Su conexión con el Golfo Pérsico comenzó cuando tenía 12 años y se fue a Irán para reunirse con su padre, que había sido destinado allí por los militares estadounidenses. Fue así como decidió emprender una carrera militarse labrada de éxitos tras especializarse en ingeniería mecánica en la Universidad de West Point.

Tras la muerte de Schwarzkopf, el secretario de Defensa, Leon Panetta, fue muy claro al asegurar que «sus 35 años de servicio en uniforme dejaron una huella indeleble en las Fuerzas Armadas de Estados Unidos y en el país». Una huella que las tropas norteamericanas necesitan recordar en el décimo aniversario de la segunda guerra del Golfo y a un año de la retirada de Afganistán, las dos últimas grandes guerras que han provocado un severo desgaste entre los militares.