Economia

El Gobierno «no pedirá» ayuda al fondo de rescate

Sáenz de Santamaría descarta esta opción, aunque está contemplada en el plan en el que trabaja el Eurogrupo y el BCE

MADRID. Actualizado: Guardar
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«No va a haber rescate ni el rescate es una opción». Así de contundente se mostró ayer la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. Pese a la rotundidad, tuvo que dar más explicaciones al respecto porque había dudas de si el Gobierno descartaba también con esas palabras la posibilidad de pedir al fondo de rescate europeo que compre deuda española, una vía que se contempla en el plan en el que trabaja el Eurogrupo y el Banco Central Europeo (BCE). Fuera de micrófonos, despejó la incógnita: «Es algo que no va a ocurrir».

El Gobierno de Mariano Rajoy no quiere el estigma de otro rescate y tiene miedo a que apelar a los fondos de emergencia europeos para que intervengan a favor de España en los mercados se entienda como tal. Por eso se empeña en que sea el Banco Central Europeo (BCE) el que actúe. Es algo lógico teniendo en cuenta la mala experiencia que tuvo con el rescate a la banca, que solo contribuyó a crear más incertidumbre. Ese episodio también dejó claro que toda ayuda lleva aparejada nuevas condiciones en forma de ajustes y reformas. De momento, el Ejecutivo de Rajoy, con la prima de riesgo más relajada tras las palabras de Mario Draghi, prefiere mantener un perfil bajo públicamente. Aunque los movimientos entre bambalinas se mantienen.

Pero el plan europero para salvar a España e Italia filtrado por 'Le Monde' apunta a un acción coordinada entre los fondos de rescate y el BCE, de forma que los primeros acudan a las subastas del Tesoro y el segundo intervenga en los mercados secundarios. Según las fuentes consultadas por el periódico, el Banco Central solo estaría dispuesto a actuar si los socios del euros ponen de su parte y activan los fondos de rescate. Y, como recordó ayer la Comisión Europea, para esto último es necesario que los países miembros con problemas lo pidan y firmen un memorando con condiciones.

No obstante, cabe la posibilidad de que, con la flexibilidad que se otorgó a los fondos de rescate en la última cumbre, se busque alguna fórmula para evitar el trance al Gobierno de Rajoy. En cualquier caso, lo importante no es tanto si España tiene que pedir o no la ayuda, sino que el mecanismo funcione de verdad. Es decir, que permita al país financiarse a un coste asequible para que los intereses no se coman todos los esfuerzos para contener el déficit. Y quedan todavía muchas dudas por resolver. Los fondos de rescate tienen una capacidad limitada para sostener a dos economías como la española y la italiana. Se habían creado grandes expectativas con la idea de darles una ficha bancaria para aumentar su potencia de fuego, sin embargo ayer se esfumaron con el rechazo del Bundesbank y el Gobierno alemán.

En consecuencia, el peso recae en el BCE, que también tiene que lidiar con la ortodoxia del Bundesbank, que ayer mismo le advirtió contra la compra de bonos. Y los analistas advierten de que el Banco Central deberá ser muy agresivo e imaginativo está vez para convencer.

Una cuestión de fe

Así las cosas, solo cabe tener fe en ese «creánme, será suficiente» de Mario Draghi y, sobre todo, en la voluntad de Alemania y Francia de «hacer todo lo posible por salvar al euro». Una promesa que debería traducirse en avances definitivos hacia la integración europea que acaben con la sensación de que continuamente retroceden sobre sus pasos. Y no es una tarea fácil dada la división que existe entre el Norte y el Sur.

Mientras Francia, Italia y España quieren acelerar la unión bancaria, Alemania y sus satélites exigen una unión fiscal en la que los Estados cedan soberanía. Es decir, que se le pueda decir a un país «recorta las pensiones y el subsidio del paro», algo a lo que se resiste Francia. En este sentido, el Gobierno de Rajoy debe tener claro que también se le exigirán nuevos esfuerzos ya sea con memorando o sin él.

En un artículo muy catastrofista, el semanario económico 'The Economist' planteaba ayer serias dudas de que Europa fuese capaz de llegar a buen puerto a tiempo. En el reportaje, ilustrado con un toro banderilleado sobre el que cae la letra S de Spain dejando el título en pain (dolor), se advierte de que se está agotando el tiempo para España; así, avisa de que, aunque pueda superar el verano, está abocada a un rescate integral para finales de año. Salvo que el plan funcione.