El cuerpo de Gadafi se mantiene en una cámara frigorífica. :: REUTERS
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Sirte paga con la destrucción ser la cuna del exmandatario

Grupos de rebeldes se han lanzado al pillaje y llenan las furgonetas con todo lo que encuentran en el interior de las casas

SIRTE. Actualizado: Guardar
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El final de Gadafi se ha convertido en una especie de parque temático para los rebeldes. El frigorífico donde descansa el cuerpo en Misrata o la tubería de cemento donde fue capturado son ahora centros de peregrinación para milicianos venidos de todo el país. Desde el agujero donde buscó refugio el exdirigente lo único que se ve es un pequeño gallinero; eso es lo último que pudo ver antes de su linchamiento.

La pequeña aldea pesquera que vio nacer a Gadafi en 1942 se convirtió con el paso de los años en una próspera y moderna ciudad que erigió en capital de los Estados Unidos de África, órgano creado por el propio dictador. Hoy muchos de los barrios están reducidos a escombros. La pelea ha sido casa por casa. Los civiles huyeron en masa hace tres semanas y Gadafi intentó hacer lo propio el jueves por la mañana, pero fracasó.

Sirte es ahora una ciudad fantasma. Grupos de rebeldes se han lanzado al pillaje y llenan las furgonetas con todo lo que encuentran en el interior de las casas; si encuentran un coche en buen estado en algún garaje también se lo llevan. Tras la caída de Sirte la gran carretera de la costa que une el país de este a oeste vuelve a estar abierta. Los pocos civiles que emprenden el camino de vuelta no quieren hablar ante las cámaras, muchos no ocultan su enfado por la muerte del exlíder y paisano y solo esperan recuperar algo de valor en sus casas.

Las nuevas autoridades libias quieren pasar pronto página. En las próximas horas el presidente del Consejo Nacional Transitorio (CNT), Mustafá Abdul Jalil, proclamará la «libertad de Libia» y dará inicio una transición con las heridas de la guerra aún sangrantes.