La energía eléctrica la obtienen de un generador. :: J. M. A.
Ciudadanos

«¿Derribar mi casa?... antes me tendrían que matar»

Bernardo e Isabel Viven en una casa sin licencia y sin servicios

CHICLANA. Actualizado: Guardar
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Siempre que se criminaliza a los propietarios de viviendas ilegales, habría que pensar antes en cuántos perfiles distintos hay en este «problema social de Chiclana». El caso de Bernardo e Isabel, un matrimonio afincado desde hace diez años en una humilde vivienda de una sola planta en Pago del Humo, es uno de los que salpican la realidad aplastante de esta localidad hoy en día.

«Nosotros compramos el terreno, pedimos un préstamo para los materiales, y yo mismo construí la casa», explica este chiclanero. Bernardo, albañil de profesión y actualmente en paro, se enerva cuando oye hablar de derribos y de chalets con piscina pero sin licencia. «Que se den una vuelta por aquí; nosotros no somos ricos, somos una familia trabajadora en una casa normal», asegura.

Lo cierto es que el inmueble, edificado sobre una parcela de uso agrícola en las últimas décadas, es el ejemplo perfecto para demostrar que la autoconstrucción ha sido tónica habitual en Chiclana en los últimos lustros. Ahí radica precisamente el origen del problema. «Se permitió de todo, el Ayuntamiento tiene mucha culpa. Pero ¿qué podíamos hacer? No teníamos otro techo para vivir», se cuestiona esta familia.

Acompañados por varios perros y gatos, con una alberca tradicional en lugar de una fastuosa piscina prefabricada «como las que se montan los pudientes en sus casas de campo», Bernardo e Isabel tienen claro que defenderían a muerte su propiedad. «¿Que vienen a derribar mi casa? Tendrían que matarme a mí antes», aseguran.

Con 800 m2 de parcela, esta vivienda sin licencia se ubica en una de las zonas más alejadas del casco urbano, Pago del Humo. Allí, precisamente, ya se han producido movimientos por parte de los representantes de las docenas de comunidades que existen, para impulsar el que será un complicado proceso de legalización. «El presidente ya ha hablado para que el Ayuntamiento nos ayude a reparar el carril». Esta familia chiclanera vive en una zona sin servicios básicos. No tienen asfaltado, alcantarillado, ni luz eléctrica de la red general (la consiguen con un generador de gasoil) y además, carecen de teléfono fijo o el agua, como miles de chiclaneros, la extraen de un pozo excavado en el subsuelo. Solo desde hace un año un camión les recoge la basura, que ellos deben depositar en unos contenedores ubicados a más de 500 metros de su domicilio. «Y bien que lo pagamos; 38 euros al mes», se quejan.