Sociedad

YA VIENEN LOS GOYA

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La del día trece no sabremos si será la noche más hermosa. Ni siquiera sabremos si el cine español es capaz de salir de la UCI donde lleva años, por no decir toda La vida, sobreviviendo gracias a un puñado de cineastas que hacen que las taquillas no se queden vacías.

Han pasado 25 años desde que las gentes del cine decidieron premiarse a sí mismos. Un cuarto de siglo de glamour, sonrisas, desplantes , y hasta enfados sonados que han hecho ,a pesar de todo, que las películas y sus protagonistas se hayan querido convertir en 'rosas púrpuras de El Cairo' y acercarse a los mortales.

No son muchos los espectadores que siguen la gala de los Goya por televisión. Más, es cierto, que cuando hace 25 años el Teatro Lope de Vega acogió una chabacana y descafeinada fiesta , en que lo único que funcionó fue el uniforme. Es decir ellas de traje de fiesta, ellos de esmoquin. Después, Fernán Gómez, que se llevó un porrón de premios, debió enterarse a la mañana siguiente, mientras desayunaba, porque no apareció. Y los que recogieron el premio a la mejor banda sonora, el grupo Milladoiro estuvieron, pero quien se lo entregó, un compositor famoso ya desaparecido, no acertó a pronunciar cual era el nombre del grupo, que había compuesto 'El bosque animado', de José Luis Cuerda.

Este año, sí parece animada la fiesta, que ha dejado su sede de los últimos años, el palacio municipal de congresos Juan Carlos I, para trasladarse a pleno corazón de Madrid, al Teatro Real, sin saber si habrá presencia ídem tal y como sucedió en la primera edición. Don Juan Carlos y Doña Sofía no han vuelto después del bochorno de aquella primera gala y aunque ha habido otros miembros de la realeza presidiendo la ceremonia, ellos se han quedado en Zarzuela no sé si siguiendo la gala o viendo el resumen deportivo de la jornada.

La Iglesia, Álex, sí estará como presidente cabreado con la Ley Sinde, y es que al autor de 'El Día de la Bestia' no le van los ángeles porque no comparte los postulados de la ministra, su antecesora en el cargo.

Veremos como están y cómo se miran, y si sus discursos se ajustan al protocolo o se dan cera que también vale para la noche/madrugada de un domingo que mira al lunes, que ya es mucho decir.

En esto de «y el goya es.» también habrá sus más y sus menos porque la competencia nos lleva al mano a mano entre de La Iglesia y su vicepresidenta Icíar Bollaín, que no se ha mostrado muy conforme con la que montó Álex, quién dimitió tras la aprobación de la Ley Sinde y después ha dado marcha atrás para retrasar su adiós hasta las elecciones que se produzcan en la Academia, dentro de tres meses. Se repartirán los goyas entre la surrealista y violenta 'Balada triste de trompeta' del presidente y la realista y combativa 'También la lluvia', de la vicepresidenta, que no ha entrado en la recta final de los Oscar. Todo ello con permiso de 'Pan negro', la última película del mallorquín Agustí Villaronga, que arrasó en los premios Gaudí de la Generalitat Catalana, y que aparece como la tapada en una noche en que no sonarán las arias en el Teatro Real, pero sí la sintonía de unos premios que han querido ser el refrendo a los que creen todavía que la del Goya, puede ser la noche más hermosa.