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Cameron reconoce que el 'fuego amigo' mató a la cooperante británica

La investigación apunta a que fue la explosión de una granada de soldados de EE UU la que acabó con la vida de la rehén en Afganistán

LONDRES. Actualizado: Guardar
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Un David Cameron visiblemente consternado anunció ayer que la cooperante británica Linda Norgrove murió en la madrugada del sábado posiblemente como consecuencia de la detonación de una granada utilizada por los soldados americanos que pretendían rescatarla.

El primer ministro explicó, en una conferencia de prensa, que, en la mañana de ayer, el general David Petraeus, al mando de las tropas de Estados Unidos en Afganistán, le llamó para decirle que una inspección del lugar donde se llevó a cabo el fallido rescate ha revelado que las circunstancias de la muerte de Norgrove podrían no ser las que se anunciaron. El sábado, el Gobierno de Londres informó de la muerte de la cooperante, que trabajaba en un programa de ayuda al desarrollo en el este del país, como consecuencia de la detonación del chaleco explosivo de uno de sus captores. La rectificación sobre cómo ocurrió todo fue calificada por Cameron como «profundamente angustiosa».

El ministro de Exteriores, William Hague, presentó posteriormente una declaración en el Parlamento en la que confirmó que, nada más conocerse la noticia del secuestro de Norgrove, el pasado 26 de septiembre, en la provincia de Kunar, los servicios británicos de seguridad evaluaron que su vida corría grave peligro. La intención de los captores, salafistas locales que liberaron al personal afgano también secuestrado que colaboraba con la británica, era, según el análisis de los servicios, llevarla a zonas más inaccesibles de la frontera entre Afganistán y Pakistán y dejarla en manos de unidades de los talibanes vinculadas con Al-Qaida. El Gobierno británico tiene una política de no negociación con secuestradores.

En esas circunstancias, dijo Hague, se optó por el rescate como la mejor opción para salvar su vida. La decisión fue tomada con su total respaldo, había dicho Cameron. Puesto que la región en la que se había producido el secuestro es terreno de operaciones del Ejército estadounidense, se acordó con Petraeus que fuesen las fuerzas especiales a su mando quienes llevasen al cabo la operación. Personas no identificadas, pero descritas como ancianos y miembros de los servicios afganos de inteligencia, dijeron ayer a la BBC que habían establecido contacto con los captores, habían pedido tiempo a mandos de Estados Unidos y que están convencidos de que habrían logrado la libertad de Norgrove, pero el bombardeo aéreo de la zona les obligó a retirarse. En la noche del viernes, las fuerzas especiales habían localizado el lugar en el que la cooperante estaba secuestrada y prepararon el asalto tras apartar del lugar a mujeres y niños antes de iniciarlo. Murieron también seis personas, sus presuntos captores, y se asegura que ninguno logró huir.