El Pontífice se coloca el sombrero de plumas del cuerpo Bersaglieri del Ejército italiano. :: AP
MUNDO

Reino Unido recibe al Papa entre aversión e indiferencia

Benedicto XVI afronta una visita difícil en la que su prioridad es estrechar lazos con los anglicanos

ROMA. Actualizado: Guardar
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El viaje de cuatro días que Benedicto XVI empieza hoy a Reino Unido, con visitas a Edimburgo, Glasgow, Londres y Birmingham, es uno de los que el Vaticano cataloga como complicados. No sólo porque los católicos sean minoría -cinco millones (8%)-, sino porque entre el resto hay amplios sectores de descontento. Al Papa le esperan manifestaciones por el escándalo de la pederastia en el clero, por su posición contra el preservativo, por rechazar la ordenación de mujeres y por su censura de la homosexualidad. También se reprocha que sea recibido como jefe de Estado -Juan Pablo II en 1982 fue de forma pastoral- y que el país corra con la mitad de los gastos -unos 25 millones de euros- cuando el Gobierno llama a apretarse el cinturón. De hecho hay que pagar de 6 a 30 euros por entrar a las ceremonias, algo inédito ante lo que la Santa Sede se declara ajena y atribuye a las autoridades. Es otro tema polémico, y que permite comprobar que aún hay miles de entradas sin vender.

El ambiente bronco va del pendenciero reverendo Ian Paisley, el ex líder unionista norirlandés, que protestará por la pederastia a grupos de intelectuales, como los cincuenta que ayer publicaron una carta en 'The Guardian' contra la visita. Entre ellos el escritor Ken Follett, el actor Stephen Fry y el científico Richard Dawkins. Los sondeos indican claramente aversión al Papa o una vasta indiferencia. El diario también revelaba que al menos catorce de los veintidós clérigos juzgados por abusos de menores siguen en el sacerdocio. La prensa liberal está sacando toda la artillería.

En el área religiosa el Papa cae en campo minado, pues hace apenas un año que la Santa Sede abrió las puertas a los anglicanos -70 millones- que deseen incorporarse a la fe católica, un gesto que abrió viejas heridas. Según la Santa Sede, cincuenta obispos anglicanos y un centenar de parroquias desean 'volver' a Roma, tras el cisma de 1534. Se trata de sectores conservadores que no toleran las innovaciones progresistas de su confesión, como ordenar mujeres u homosexuales.

Entrevista con Isabel II

Rehacer lazos con los protestantes es una de las prioridades de Ratzinger, que se reunirá nada más llegar hoy a Edimburgo con Isabel II, jefa de la Iglesia anglicana. El Vaticano se toma como acto central de viaje el encuentro de mañana con la cúpula protestante en la residencia del arzobispo de Canterbury, Rowan Williams. «Las relaciones son muy delicadas en este momento y creo que la visita de Benedicto XVI a Lambeth Palace será muy importante y ayudará mucho», ha reconocido Vincent Nichols, presidente de los obispos ingleses. El Papa pronunciará luego un discurso en Westminster Hall, el lugar donde fue condenado Tomás Moro en 1535, y también será interesante cuando estreche la mano de Jane Hedges, mujer sacerdote de la abadía de Westminster que reclama que ellas también puedan ser obispos. Es curioso que Benedicto XVI haya preparado el terreno al citar en dos audiencias consecutivas -la última ayer- el «genio femenino» y el papel de las mujeres en la Iglesia.

La otra cita de peso, el domingo, es la beatificación del cardenal John Henry Newman, fallecido en 1890, un anglicano que se convirtió al catolicismo y es símbolo de los lazos entre ambas religiones. Aunque también colea otra connotación, pues Newman es agitado como bandera gay porque pidió ser enterrado junto a un amigo, el reverendo Ambrose St. John. Es un tema del que el Vaticano no quiere oír hablar, pero a lo mejor se lo recuerdan.

En un contexto más amplio, Ratzinger siempre está interesado en un diálogo con la sociedad laica o atea. En ese sentido el viaje es para el Pontífice una cita atractiva, como las que ha hecho a grandes países de la cultura europea como Francia, Alemania o España. El primer ministro británico, David Cameron, ha dicho que la visita es «increíblemente importante» y aunque no todo el mundo piense como el Papa invita a escucharle, pues «su mensaje nos plantea preguntas sobre nuestra sociedad».