Juan Carlos Navarro, motor de España ayer, trata de penetrar a canasta con la oposición de un rival esloveno. :: REUTERS
Deportes/Baloncesto

Navarro desempolva a España

Su gran segunda parte rescata al equipo, muy lastrado aún por su adiós al medallero

ESTAMBUL. Actualizado: Guardar
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Lo bueno que tienen los 'cracks' es que nunca dejan de serlo. Su calidad acaba emergiendo, aflorando al mínimo contacto con el agua y los nutrientes. Es la suya la senda de la búsqueda de la luz. Por muy agreste que sea el terreno, siempre dan con un vericueto orográfico para salir y respirar. La España baloncestística tiene uno en potencia. Al menos, en persona aquí en Estambul. Es la bomba no solo por sus lanzamientos parabólicos. Su cabeza está programada para este negocio deportivo. Y su físico le permite una sincronización letal para los contrarios. Incluso cuando no le salen bien las cosas, es cuestión de tiempo que resucite, que se reactive. Sin ayuda de nadie. El secreto se irá con él a la tumba.

Jugar un inicio de criba cuyo premio, dos partidos más allá, es un quinto puesto (se lo jugará mañana a las 14.00 horas contra Argentina) debe ser demoledor para quien 48 horas atrás aspiraba a la cima. Así salió España a su penitencia por haber pecado camino de las medallas. Le esperaba una Eslovenia que perseguía mejorar la sexta plaza que luce como mejor clasificación mundialista. De lo de la motivación no iba con 'La Roja'. Quería, seguro. Pero no podía. Se vio sin dilación un equipo abatido, ensimismado con su pasado reciente, tan tocado, con las heridas aún sangrantes, que sus gestos eran fácilmente traducibles. Sin fluidez y, ahora, con carencias notables en el tiro. Solo transformó dos de los ocho que intentó en los compases iniciales de una obra nada atractiva.

Y eso que el ambiente, siendo gélido, lo fue menos de lo imaginado. Tiene su explicación. Muchos seguidores españoles habían planificado su llegada a Estambul para el fin de semana, al reclamo de las semifinales y la gran final. Como no era cuestión de cambiar el viaje, allá que acudieron al Sinan Erdem Dome, dejándose sentir.

Rebobinemos. Estábamos en ese momento de indefinición que provocaba expresiones de máxima desesperación en Gasol o Garbajosa, cuando veían cómo el aro escupía sus envíos timbrados sin oposición. Rudy taponaba el desagüe por el que se habían escapado los eslovenos (0-7). Una de las incógnitas incluía la decisión de Scariolo. También estaba fuera de lugar cualquier atisbo de duda sobre su deseo de ganar. Pero, ¿con qué mimbres contaría? Como comentaba un conocido periodista, «es lo mismo. Los que le dan buscarán los motivos para seguir dándole y los que no lo hemos hecho hasta ahora, ya no lo vamos a hacer». Respeto al colectivo. Lo normal es que el italiano mantuviera su predicado invariable. Bingo. Su cinco habitual y las rotaciones previstas. A lo sumo, alguna variante, como el final del primer acto jugado con Rudy de escolta y Mumbrú de alero.

Aparición del escolta

Hasta el descanso, escasa leña para una lumbre poco calorífica. Solo la crispación por la dureza en algunos lances en la pintura despertó a buena parte de los jugadores españoles. Navarro había tardado 14 minutos y seis tiros en ser él. Gasol mostraba su aspecto más blando. La dirección asistida no funcionaba y la pareja Dragic-Lakovic se paseaba con excesiva comodidad por los últimos seis metros de cancha. Y ahora es cuando entra en juego Navarro. Su efecto en la reanudación fue una bendición. Pasó de un 1 de 8 en tiros de campo a liarla parda en los 15 minutos que disputó tras el intermedio. Primero, una tacada de nueve puntos seguidos que desempolvaron a España. A su rebufo se llevó a Rudy y Fran Vázquez. No hizo falta más, pero por si acaso el coro sonó uniforme y potente en cuanto el capitán asfaltó el camino. 6 de 10 en tiros de campo, ocho libres sin fallo, un rebote, 5 asistencias y 7 faltas cobradas.

El escolta ganó el partido y permitió momentos de lucidez a sus prójimos. Buenos minutos para San Emeterio, que tuvo su opción por la acumulación de faltas de Rudy y Mumbrú y un minuto testimonial en favor de Víctor Claver. El monólogo de Navarro incluyó una notable mejoría defensiva de España en el tercer cuarto, cuando solo concedió un triple y una canasta de dos puntos. El resto de la producción eslovena, hasta los 21 puntos, llegó desde la línea de castigo. Y para que no faltara nada, también Calderón hizo acto de presencia. En pleno arreón final (15-2) camino del minuto 37, el base ausente por lesión se acercó a los pupitres televisivos. Saludó a sus compañeros de cancha con el pulgar hacia arriba y se acomodó junto al otro gran añorado, Pau Gasol.

El domingo España se medirá por el quinto puesto con Argentina, que se impuso a Rusia ayer por 61-73.