Varios soldados del Ejército ruso tratan de montar una tubería para apagar uno de los incendios en la región de Vladimir. :: REUTERS
MUNDO

La lluvia y el viento rompen el cerco del fuego en Rusia

El surgimiento de focos en zonas afectadas por la tragedia de Chernóbil provoca riesgo de que partículas radiactivas invadan territorio hasta ahora sin contaminar

MOSCÚ. Actualizado: Guardar
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Las buenas noticias sobre los avances en la lucha contra el fuego, la ayuda que ha supuesto la lluvia y el cambio de dirección del viento se vieron ayer ensombrecidas por la revelación de que surgen nuevos incendios en zonas afectadas por la radiación de Chernóbil. Las llamas harían que las partículas radiactivas se levantasen para después dispersarse en lugares limpios hasta ahora. La inquietante información fue facilitada por un portavoz del Organismo Estatal para la Protección de Bosques en declaraciones a Interfax. Según sus palabras, los fuegos azotan 3.900 hectáreas de terrenos contaminados por el accidente de la central atómica, el 26 de abril de 1986.

El funcionario dijo que en la región de Briansk, en donde la radiación de Chernóbil tuvo su mayor impacto por estar en la frontera con Ucrania, hay activos actualmente veintiocho incendios. Además, el fuego aún arrasa bosques en Cheliabinsk, Kaluga, Kurgán, Oriol, Penza y Tula, provincias en donde también hay aéreas radiactivas.

Irina Egorúshkina, portavoz en Briansk del Ministerio de Protección Civil, manifestó que hace todo lo posible para que las llamas no lleguen a lugares con mayor presencia de isótopos radiactivos. El gobernador de la región, Nikolái Denin, por su parte, informó de que se han aumentado las patrullas para mantener el fuego a raya. La explosión del cuarto reactor de Chernóbil causó la mayor catástrofe de la historia de la industria nuclear civil.

Mientras, la situación en otros frentes mejoraba gracias al cambio en la dirección del viento y a la lluvia caída en las últimas horas sobre algunas regiones del centro de la parte europea de Rusia. Después de días asfixiantes, en Moscú se pudo ver ayer el cielo completamente azul. El humo y el olor a combustión desaparecieron, pero no el elevado calor, que alcanzó los 36 grados.

Sin bajar la guardia

En cualquier caso, según el Ministerio de Protección Civil, la superficie incendiada ayer pasó de 174.000 hectáreas a 92.702. En el parte diario se indicaba también que se han declarado 290 nuevos focos y que fueron apagados 314.

Sin embargo, es pronto aún para bajar la guardia. El máximo responsable del Centro Meteorológico, Román Vilfand, advirtió de que, en cuanto cese de soplar el viento, «el humo volverá a Moscú». Según la información que maneja, «los incendios no han desaparecido todavía y la ola de calor continuará».

Los niveles de concentración de partículas tóxicas en el aire también volvieron ayer a la normalidad. Su brusco ascenso en días pasados y el fuerte calor hicieron que se doblara le mortalidad en la capital, de unos 380 decesos diarios habitualmente a más de 700.

Las informaciones sobre el elevado costo que supondrá liquidar las secuelas de los incendios y la sequía, que el diario 'Kommesant' cifraba el martes en 11.400 millones de euros, han hecho que se resientan los índices bursátiles.

Desde Bruselas, la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, ofrecía a su homólogo ruso, Serguéi Lavrov, en una conversación telefónica toda la ayuda que se precise «ahora y en el futuro» para combatir incendios. En el momento actual, hay siete países de la UE que colaboran con el Kremlin (Alemania, Bulgaria, Estonia, Francia, Italia, Letonia y Polonia).

Se han enviado, según el embajador de la UE en Moscú, Fernando M. Valenzuela, mascarillas, aviones, bomberos y multitud de equipo antiincendios. También participan en las labores de extinción bomberos y material procedentes de Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Kazajstán, Turquía y Ucrania.