Ping- pong, tiro con arco, piragüismo o cocina, son algunas de las actividades del centro. :: L. R.
Ciudadanos

Los recortes no afectan al campamento

EL PUERTO. Actualizado: Guardar
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«Mi hijo está de vacaciones desde finales de junio hasta septiembre, pero nosotros sólo tenemos vacaciones en agosto. ¿Con quién lo dejamos?». Esta la pregunta que se formula inmediatamente después a la recogida de las notas, sobre todo en los hogares donde él y ella trabajan. Los abuelos son una de las opciones más a la mano, y más asequibles. Pero no todos cuentan con esta ayuda y otros, prefieren no abusar. «Son personas mayores y no pueden bregar con críos de ocho años. Además, el verano es muy largo, no se puede tirar siempre de los abuelos».

Ante este dilema, los campamentos de verano se perfilan como la mejor opción para compatibilizar el tiempo libre del niño con el trabajo. En el Centro de Recursos Ambientales (CRA) Coto de la Isleta, en El Puerto, ofrecen estancias diarias sin pernoctación. Los niños entran a las ocho de la mañana y salen a las tres. Unas horas que emplean en talleres, juegos, excursiones, etcétera. Es el Club de Verano, un segundo colegio, pero más divertido.

Precios económicos

El bono especial de una a dos semanas cuesta 70 euros y el suplemento para la comida, en el caso de que el niño también almuerce en el CRA, sale por 34 euros. «Nuestro precio es económico, para lo que se mueve en el mercado». Antón Ramírez, coordinador de los monitores, explica que mantienen convenios con grandes empresas que subvencionan a sus trabajadores los campamentos para los niños. «Vienen de Madrid, Canarias, de Castilla La Mancha y de toda Andalucía. Son quince días y sale por 600 euros».

En estos momentos el Club de Verano tiene listas de espera. «Es cierto que no ha aumentado con respecto al año pasado, pero tampoco ha descendido. Los padres suelen hacer un esfuerzo para pagarlo y a cambio encuentran la solución para su trabajo con la tranquilidad de que los niños están bien atendidos y seguros». Marta y Pedro, de doce y ocho años, son dos veteranos. Es el quinto año que pasan buena parte de sus vacaciones en el Club de Verano.

«Pasan unas ocho semanas y quizás no podamos hacer un viaje al extranjero, pero no nos importa porque preferimos gastarnos el dinero en esto». Ana Belén Adamuz, su madre, contrataba antes a una mujer para que se quedara con ellos. «Pero se pasaban casi todo el día metidos en la casa. Llevarlos al CRA supone más trastorno, porque hay que hacerles madrugar, coger el coche... Pero lo prefiero, y además no sale mucho más caro que contratar a un cuidador», asegura.

El valor del inglés

Ante la previsión de crisis, muchos se adelantan llevando a cabo una disminución de las plazas. Los empresarios se justifican. «Así, aunque facturemos menos, seguimos cubriendo los cupos sin problemas». El TECS, una empresa de enseñanza de idiomas hermanada con El Centro Inglés, también organiza campamentos de inmersión en la lengua y viajes a Inglaterra.

Helena Espinosa, del departamento de Publicidad, explica que este año les ha costado más llenar. «Hasta junio no lo teníamos todo vendido. Y también se han producido varias anulaciones, algo que antes era muy raro». Éste será el segundo año en que Alejandra y Silvia, de doce y diez años, respectivamente; repitan una experiencia que para su madre, Silvia Peris, es muy positiva. «Además de lo bien que se lo pasan profundizan mucho en el inglés».