Ciudadanos

Tensión frente a los juzgados

Allegados y familiares de El Puchero se enfrentan a los medios de comunicación que esperaban a que concluyera su declaración

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Todo sucedió en apenas tres minutos. Un corto intervalo de tiempo en el que se dio rienda suelta a una tensión acumulada y avivada por la espera, el calor y la sensación de bochorno. El ánimo de los vecinos y de los compradores, ajenos a un crimen sucedido calles atrás, se removía inquieto. Todo aquel que salía de comprar en el mercado de San José se paraba en seco y levantaba la vista hacia las ventanas del juzgado de instrucción número 4. Algunos se acercaban a preguntar a los medios de comunicación presentes la razón de una espera bajo el sol y cuando sabían del motivo dudaban sobre si unirse a la guardia o llevar la compra a casa. A media mañana, sobre las doce y media, el padre de El Pucherito increpaba a un cámara de televisión. «Fuera de aquí», decía. «No vais a salir vivos de Cádiz» amenazaba. La tensión aumentaba. Allegados de la familia iban ocupando posiciones más alejadas del juzgado, los conocidos de los acusados, sobre todo de El Pucherito, se colocaban frente a la puerta. «Ahí está», fue lo único que pudo decir una de las presentes cuando le vio salir esposado junto a sus dos compinches. Con la mirada perdida avanzaba guiado por los agentes de la policía. En apenas unos minutos comenzaron los gritos en contra de ellos. «Que os pudráis en la cárcel», decían algunos desde el puesto de caracoles. La que apenas pronunció «ahí está» no pudo levantar la voz, las lágrimas y la impresión de ver a Jesús con las esposas pudo con ella. Se desahogó con un medio de comunicación presente al que amenazó con partirle la cámara si salían sus imágenes. «Quita el micrófono», gritaba. Tras la marcha de los dos furgones policiales el barrio enmudeció, al igual que lo hiciera Guillén Moreno cuando supo de la muerte de Mercedes.