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El Caja Laboral tumba al Barça y se proclama campeón de la ACB

Los pupilos de Ivanovic derrotan al conjunto azulgrana, que se queda sin triplete, sobre la bocina y sentencian la serie por la vía rápida

VITORIA. Actualizado: Guardar
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La remontada no fue posible. Tan sólo tres partidos le sirvieron al Caja Laboral para proclamarse campeón de la presente edición de la Liga ACB. Todo un éxito para los baskonistas, ya que utilizar la vía rápida para derrotar al Regal Barça, vigente campeón de la Euroliga y de la Copa del Rey, no está al alcance de cualquier club.

Los vitorianos, fundamentados en el poderío del brasileño Splitter, comenzaron de manera excepcional el encuentro. Tal es así que obtuvieron cuatro puntos de renta sobre su adversario al término del primer cuarto (22-18). Esta diferencia se incrementó en un punto más al llegar al descanso, dejando el título cada vez más cerca de la escuadra de Dusko Ivanovic.

Sin embargo, el Barça no hincó la rodilla y resurgió de sus cenizas tras el intermedio. Los azulgranas se encomendaron a Juan Carlos Navarro y Ricky Rubio, que ayer volvió por sus fueros, y le dieron la vuelta al marcador. Las tornas habían cambiado y todo hacía indicar que el triunfo volaría hacia el lado visitante. Sin embargo, el Caja Laboral sacó fuerzas de flaqueza y logró empatar la eliminatoria en el último de los cuartos del choque.

Prórroga de infarto

El partido se acabó resolviendo en el último suspiro. En un final de infarto, con prórroga incluida, el Caja Laboral alcanzó la gloria. San Emeterio, otro de los pilares del conjunto vasco, anotó una canasta que empataba el encuentro y, en la misma acción, recibió una falta que permitió al conjunto vitoriano alzarse con el título.

A fin de cuentas, los locales fulminaron al 'todopoderoso' Barça de manera inesperada. Un contundente tres a cero en el global de la serie acabó con los sueños del conjunto de Xavi Pascual, que tendrá que esperar para alcanzar el esperado triplete.

Mientras tanto, el Caja Laboral celebraba por todo lo alto la gesta conseguida. Como era lógico, el Fernando Buesa Arena vibró como nunca tras el pitido final.