ANDALUCÍA

Vodevil a la andaluza

La nueva ocasión de un acuerdo que muestre a los partidos unidos frente a la crisis nace con mal pie

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CON la que está cayendo, y no sólo por las insistentes lluvias que están ahogando los cultivos, resulta chocante que los líderes andaluces alcancen el primer acuerdo para negociar un frente común contra la crisis en un vodevil sin precedentes en la política andaluza. Así puede calificarse el rifirrafe que Griñán y Arenas protagonizaron el pasado jueves en el Parlamento en el que el presidente y el líder del PP se enfrascaron en un diálogo de reproches y en un enredo de retos y desplantes con el único objetivo de evitar una foto. La de Arenas entregándole al presidente sus propuestas contra la crisis. Griñán dio la espalda al líder de la oposición en un gesto impulsivo, que algunos incluso de su propio partido no entendieron bien. El presidente hasta ese momento había ganado el debate parlamentario a Javier Arenas. Estuvo certero y rebatió al líder del PP con contundencia y hasta con rapidez, como cuando le retó a que subiera a su despacho para hablar.

A partir del gesto de abandonar el hemiciclo, con su ya famosa frase «la foto la elijo yo», dio pie a que se difundiera por todo el país el mensaje que el PP viene lanzando desde hace semanas tildando al presidente andaluz de soberbio. Quedó el gesto y no su discurso en el debate, con mensajes que podían tranquilizar, como que no se recortarán las inversiones en infraestructuras y el gasto social en los ajustes que propone el Gobierno de Zapatero. Al final por querer evitar una foto y la trampa tendida por Arenas, cayó en otra. Una foto que el PP exhibe como una victoria. Entre los dirigentes de este partido cundió la teoría de que es fácil poner nervioso al presidente andaluz. Han encontrado su punto flaco, dicen. Y no van a descuidarlo. Colocarle en un brete parece ser la consigna. Por ello, pese a la reunión mantenida entre Griñán y Arenas en el despacho del primero en un ambiente cordial, la guerra está declarada. No hay tregua, sobre todo conlas encuestas tan empatadas. La mesa de negociación abierta para encarar la crisis con la unidad de todos los partidos nace de esta forma con mal pie. No hay ambiente propicio entre los dos principales partidos. De hecho, tanto el PP como el PSOE no ocultan en voz baja y en voz alta su escasa confianza en que la negociación llegue a buen puerto. Lo cual no deja de ser lamentable. La situación exige otro gesto, el de la unidad.