Liliane Dahlmann explica la importancia de los documentos que protege. :: CORCHADO
Sociedad

«Isabel eligió Sanlúcar como custodio del archivo, pero hay que acercarlo a la gente»

La viuda de la Duquesa Roja continúa la labor de la fundadora con la filosofía de abrir a la sociedad el legado cultural de la dinastía Liliane Dahlmann Presidenta de la Fundación Casa Medina Sidonia

SANLÚCAR. Actualizado: Guardar
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Su discreto segundo plano no se alteró ni siquiera por el fallecimiento de la Duquesa y la polémica que generó su herencia. Luisa Isabel Álvarez de Toledo, XXI Duquesa de Medina Sidonia, le confió el legado cultural al que dedicó toda su vida con el convencimiento de que lo dejaba en buenas manos. Liliane Dahlmann, poco amiga de las entrevistas, espera ahora que las administraciones participen de lleno en su gestión para garantizar su continuidad.

-¿Cuál ha sido el camino a seguir por la Fundación en este último año?

-Hemos continuado en la línea que marcó Isabel, para que la Fundación sea un centro defensor de la cultura, abierto a todo tipo de compromisos culturales y abierto a la sociedad mediante encuentros, jornadas... La difusión del archivo a los jóvenes, acercándolo a los institutos para que aprendan a valorarlo se alarga hasta junio. Vamos incluso a Huelva, dentro de un programa de la Consejería de Medio Ambiente para difundir la historia medioambiental de Andalucía. El archivo alberga informes de los guardas del Coto de Doñana que son auténticos tratados de biología.

-Y además de lo relacionado con el archivo...

-También asistimos a los encuentros de historia con la Sorbona, organizamos nuestros encuentros anuales, de poesía y las jornadas de puertas abiertas en junio, que este año estarán dedicadas al patrimonio de la fundación.

-¿Se conoce hasta donde llega el patrimonio artístico?

-Hace cinco años iniciamos la catalogación e inventario de todo lo que hay: mobiliario, tapices, cuadros... grandes obras de arte que están siendo estudiadas por especialistas y entre las que hay hasta 133 piezas únicas. Isabel fue siempre muy cuidadosa con todo lo que caía en sus manos y gracias a ella hoy conservamos grandes y pequeños tesoros que también hablan de nuestra historia.

-¿Reciben a muchos investigadores?

-El archivo tiene un tránsito de gente continuo durante los 365 días del año. El acceso para estudiantes, licenciados o catedráticos no es complicado. Se pide cita a través de las archiveras. No exigimos nada en especial, salvo el buen comportamiento y que traten con respeto y mucho cuidado los documentos.

-¿Cómo son las relaciones con el Ayuntamiento?

-El Ayuntamiento es patrono y secretario de la Fundación, por lo tanto el apoyo y la colaboración son totales. También colaboran la Diputación, la Junta y el Ministerio de Cultura.

-¿Cree que Sanlúcar y los sanluqueños valoran suficientemente lo que significa la Fundación?

-Yo pienso que sí, que Sanlúcar en términos generales es consciente de lo que es la Fundación. No sólo un referente a nivel internacional, con un archivo único en el mundo. Sino que además Isabel eligió Sanlúcar para que custodiara este patrimonio y yo pienso que los sanluqueños sí son conscientes de esta tremenda encomienda. Pero para eso, también hay que hacer el esfuerzo de salir a la calle y explicarle a la gente lo que es el archivo y lo que representa para la historia esta institución.

-¿No teme por el destino de este patrimonio cuando usted ya no esté el frente?

-Afortunadamente, desde que Isabel ya no está, se ha ido despersonalizando la institución, que debe quedar al margen de la persona que se encuentre al frente. Isabel la creó, ella hizo posible que este patrimonio existiera, sin ella no habría nada. Ahora, la propia Fundación, de la mano de las administraciones españolas, deben ser los garantes de la continuidad de un legado que es de todos. No tendría sentido que estuviera a merced de un vaivén de personalismos. Ha de ser leída en clave cultural y quien no haga eso, nada tiene que hacer en la institución. Además, se ha demostrado que lo que ellos gestionan perdura, independientemente de las personas que estén al frente. Como prueba de ello, ahí está la Mezquita, la Alhambra, los museos de Sevilla, de Málaga...