Cristiano Ronaldo mantiene vivo al Madrid

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El empate del Barça ante el Getafe y, sobre todo, la derrota del Atlético en feudo del correoso Levante produjeron un efecto extraño en el Real Madrid, que a punto estuvo de tirar la Liga en su feudo y de convertir al Barça en el gran candidato. El campeonato se ha vuelto completamente loco. De pronto, todo el mundo empezó a hacer cábalas en el Bernabéu y se olvidó de que enfrente estaba el Valencia y de que los de Carlo Ancelotti tenían que hacer bien sus deberes para seguir con serias opciones de conquistar el título, y no regalarlo.

El técnico italiano no transmitió intensidad en su planteamiento. Perdió a Modric por lesión, dejó a Pepe en la grada por precaución y dio descanso a Di María, a quien luego tuvo que recurrir para meterle una marcha más al anodino juego. Alistó a Varane junto a Sergio Ramos en la zaga y a Illarramendi e Isco cerca de Xabi Alonso, y ordenó a Bale que se convirtiera en extremo en ataque y bajase para defender en un 4-4-2 cuando el Valencia tuviera la posesión. Casi todas sus decisiones fueron esta vez equivocadas.

El Madrid empató al final tras un remate a modo de coz de Ronaldo que le mantiene vivo, pero careció de continuidad y de ritmo. Pensaba que con el mínimo desgaste vencería a un rival ya casi de paso en esta Liga y deprimido por ese postrero gol del camerunés M’Bia que les despertó del sueño de Turín. Pero el bloque dirigido por Pizzi tiene coraje y orgullo suficientes como para no regalar nada y obligar a los contrincantes a trabajar al máximo los partidos.

Gran Diego Alves

Es cierto que los locales dispusieron de algunas buenas ocasiones en el primer acto, sobre todo tras galopadas de Cristiano y Bale que abortó Diego Alves, pero no es menos verdad que el Valencia llegaba fácil. Diego López desvió un cabezazo franco de Parejo lo suficiente para que el balón lo rechazara el larguero, y luego se estiró para salvar el gol en un lanzamiento de Feghouli. El tanto visitante, casi en el descanso, definió la pasividad de los merengues. Mathieu cabeceó un saque de esquina sin saltar, más bien agachándose y de espaldas a portería. Fallaron el portero y toda la defensa del Madrid, penoso en esa estrategia defensiva que indignó a su técnico y también a Cristiano, quejoso desde la distancia.

Ya con Di María en el campo en lugar del irrelevante Illarra, el Madrid tocó a rebato. A falta de un juego preciosista y fluido, tiró de velocidad para encerrar a un rival cansado. Diego Alves mantenía en pie a los valencianos al ganarle las acciones a Cristiano. Su mejor parada se produjo al desviar una volea sensacional del portugués que entraba rasa y junto al palo. Tuvo que aparecer Ramos, el héroe de Múnich, para igualar la contienda. Centro pasado de Di María, dejada de cabeza de Ronaldo tras forcejear con Joao Pereira y remate a placer del sevillano, autor de cuatro goles en los tres últimos partidos. La remontada estaba encaminada pero Parejo cerro con sutileza un contragolpe e hizo el silencio en la grada. Al Madrid le quedaba la heroica, una virtud de ayer, de hoy y de siempre en este club. Carletto recurrió a Casemiro en lugar de Isco, poco participativo, y más tarde a Morata en lugar del indolente Benzema. Aunque al Madrid le faltó físico, Cristiano le dio oxígeno en el descuento y su gol 100 en esta Liga ininteligible.