naufragio en asturias

El fuerte oleaje dificulta la búsqueda de los marineros desaparecidos

"Cualquier submarinista podría quedar enredado y eso añadiría un cuerpo más", señala un técnico de Salvamento Marítimo

GIJÓN Actualizado: Guardar
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Las malas condiciones del mar y la difícil situación en la que se encuentra el pesquero 'Santa Ana', embarrancado ayer contra las piedras de isla Erbosa, próxima al Cabo Peñas, están dificultando el rescate de los seis desaparecidos en el naufragio. Los buzos de la Guardia Civil han descartado bajar al lugar en el que se encuentra el buque y acceder a su interior, donde se teme que pudieran estar sus cuerpos, por la peligrosidad de la operación. Hacia las 13.30 horas, coincidiendo con la pleamar, serán los submarinistas de Salamento Marítimo los que valorarán las posibilidades, pero el oleaje, la mala visibilidad, la inestabilidad del barco y las redes que formaban el aparejo del pesquero hacen muy complicado el rescate, de tal modo que se baraja incluso la posibilidad de reflotar el arrastrero o remolcarlo, aunque esta operación debería planificarse a medio o largo plazo.

Según el técnico de operaciones de Salvamento Marítimo Marcos Riestra, el 'Santa Ana' se ha convertido en una especie de trampa para los buzos, que además de hacer frente al oleaje y a la mala visibilidad, tienen que afrontar otros peligros, como la presencia de numerosas redes o la inestabilidad del barco, que se encuentra en vertical, con la popa tocando el fondo y la proa en la superficie. "Cualquier submarinista podría quedar enredado y eso añadiría un cuerpo más", ha advertido, además de subrayar que lo normal es que el pesquero termine por hundirse hasta quedar posado en el fondo. "Nadie ha podido aún acercarse al barco para ver el estado real", ha reconocido Riestra que afirma que aún no se cuenta con una "composición de lugar".

La mayor tragedia en medio siglo

Dos pescadores muertos, seis desaparecidos y, hasta el momento, un único superviviente es el trágico balance del hundimiento del arrastrero 'Santa Ana', de pabellón portugués, pero de armador y tripulación mayoritariamente española, ocurrido en la madrugada de ayer, tras embarrancar contra las piedras de isla Erbosa, próxima al Cabo Peñas en la que ha sido la mayor tragedia marítima en cincuenta años en Asturias. Entre los desaparecidos se encuentra el asturiano Marcos Del Agua Chacón, de 28 años, alumno de la Escuela de Formación Profesional Náutico Pesquera de Gijón, enrolado este año como alumno en prácticas para conseguir el título de Técnico en Pesca y Transporte Marítimo.

Buzos expertos intentaron durante la bajamar vespertina acceder a los restos sumergidos del barco, para comprobar si, como se teme, entre ellos se encuentran los cuerpos de los desaparecidos, pero las malas condiciones de la mar, la amenaza que suponen las redes que formaban el aparejo del pesquero y la visibilidad dificultada por el combustible que llevaba el barco impidió la inmersión.

Juan Carlos Martín Fragueiro, portavoz de la empresa armadora, aseguró ayer que hay que «agarrarse como a un clavo ardiendo» a la esperanza de hallar más supervivientes, pero el rastreo realizado ayer sin éxito por las proximidades del lugar del accidente, tanto por mar como por aire, hace poco probable que puedan aparecer nuevos supervivientes. Si se confirman las peores previsiones, el hundimiento del 'Santa Ana' sería la mayor tragedia pesquera registrada en el litoral asturiano en, al menos, el último medio siglo.

Otros pesqueros del mismo armador, así como parte de la flota asturiana que faena en la zona del siniestro, se unieron a las embarcaciones de Salvamento Marítimo, de Cruz Roja Española y de la Guardia Civil que durante toda la mañana intentaron hallar supervivientes. La única persona rescatada con vida, sin embargo, fue puesta a salvo por la tripulación del pesquero 'Maresco', de Luanco, que fue el primero en llegar al lugar del suceso tras ser activada la alarma.

El 'Santa Ana' y otros barcos del armador gallego José Balayo Portela faenan estos días en aguas asturianas en la campaña de xarda. Tras descargar el pasado viernes en Avilés y cumplir el descanso reglamentario de fin de semana, tanto el 'Santa Ana' como el 'Ciudade de Albufeira' se hicieron a la mar desde Avilés en torno a las 4.15 horas de ayer, rumbo al caladero. Fue precisamente la tripulación del 'Ciudade de Albufeira' la que, tras perder contacto con el 'Santa Ana', en torno a las cinco de la mañana, dio cuenta poco después al Centro de Salvamento Marítimo de El Musel del posible accidente.

Dispositivo de rescate

Inmediatamente fueron movilizados tanto el helicóptero Helimer Cantábrico como la embarcación de intervención inmediata 'Salvamar Rigel', ambos medios con base en Gijón. Se activó, asimismo, la alarma que reciben otros barcos que se encuentran en las proximidades del accidente, circunstancia que permitió al 'Maresco', que se encontraba a dos millas del Cabo Peñas, rescatar con vida a Manuel Simal, segundo patrón del barco siniestrado.

Según manifestó Gustavo González, patrón del 'Maresco', el náufrago presentaba síntomas de hipotermia, varias heridas y se encontraba muy nervioso. Tanto a sus rescatadores como a sus familiares, que por la tarde pudieron visitarlo en el avilesino Hospital de San Agustín, donde fue ingresado, relató que se encontraba durmiendo cuando todo se inundó de repente y pudo salir por un portillo del camarote.

Poco después, la 'Salvamar Rigel' recuperó dos cadáveres, los del patrón del barco, Francisco Gomes Fragateiro, de nacionalidad portuguesa, y Manuel Indalecio Mayo Brea, el cocinero del buque. Los desaparecidos, además del ya citado alumno en prácticas asturiano Marcos del Agua, son los españoles Manuel María Tajes y Lucas José Mayo, el portugués Víctor José Farinhas, y Suherman y Wasito, naturales de Indonesia.

Posibles causas

Como es obvio, las actuaciones relacionadas con el trágico suceso estuvieron ayer encaminadas al rescate de las víctimas más que a determinar las posibles causas del accidente.

Expertos pescadores coincidieron en considerar absolutamente incomprensible lo sucedido, ya que el 'Santa Ana' siguió desde que salió de Avilés un rumbo directo a isla Erbosa. Las fuentes consultadas indicaron que sólo un error humano o un fallo en los equipos de gobierno del barco pudieron provocar que el arrastrero, un barco de 35 metros de eslora -considerable porte y, por lo tanto, también calado- se adentrase en una zona con escasa profundidad hasta colisionar contra las rocas.

Respecto al equipamiento técnico, fuentes de la casa armadora explicaron que el 'Santa Ana' contaba con todos los papeles en regla y entre los años 2010 y 2011 fue sometido a una intensa remodelación para dotarle «del equipamiento más moderno», según señaló un representante de la empresa.

Tanto el delegado del Gobierno en Asturias, Gabino de Lorenzo, como el consejero de la Presidencia del Principado, Guillermo Martínez, expresaron ayer la consternación oficial por la tragedia, que golpeó duramente a la villa coruñesa de Muros, origen de cuatro de los nueve tripulantes del 'Santa Ana'.