natación sincronizada

Ona Carbonell culmina la gesta

El combo español conquista la plata y Carbonell se cuelga su séptima medalla

BARCELONA Actualizado: Guardar
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Las diez integrantes del equipo español de sincro, transformadas en reinas del rock, en sirenas reencarnadas en Elvis Presley, completaron este sábado un campeonato del mundo de ensueño. Con la plata en el combo, la disciplina más libre y creativa de todo el calendario de la sincronizada, la selección nacional logró la tercera plata del torneo y la séptima medalla de la semana, un balance sobresaliente, sólo superado por la cosecha de Roma 2009, donde las entonces pupilas de Anna Tarrés lograron siete preseas, si bien una de ellas fue de oro (el combo).

La proeza de las chicas de Esther Jaumá adquiere una dimensión mayor, si tenemos en cuenta que hace seis meses, tras la repentina retirada de Andrea Fuentes y el polémico despido de Anna Tarrés, la sincro española estaba sumida en la depresión y los asuntos extradeportivos acaparaban la atención de una disciplina poco acostumbrada a los focos. El equipo decidió recluirse en el CAR de Sant Cugat, el laboratorio de ideas de la sincro española, y se puso manos a la obra para preparar los mundiales de Barcelona.

Las escenas de emoción después de la prueba dieron una buena muestra de todo lo que han pasado estas chicas este año. Alcanzaron la gloria en Londres, con dos medallas, y con posterioridad se vieron superadas por una guerra en la que no tenían nada que ver. “Al principio recibimos mucha presión”, admitió Jaumá. Tras su actuación en la combinada, se fundieron en un abrazo con las entrenadoras, lloraron de emoción y empezaron a saborear el histórico siete de siete, que caerá como un bálsamo y llevará la tranquilidad a un grupo muy renovado y que ha pasado su reválida con nota muy alta. Especialmente la nueva abanderada del equipo, Ona Carbonell, que ha asumido los galones después del adiós de Andrea Fuentes.

Con diez años entró en el club Kallipolis, con 13 ingresó en el CAR de Sant Cugat, con 19 se proclamó campeona del mundo, en Roma, formando parte del combo español y con 23 Ona (Barcelona, 1990) se convirtió este sábado en la segunda sirena española que consigue colgarse siete medallas, pleno brutal, en un mundial. Una gesta que hasta la fecha sólo había logrado en España la gran Gemma Mengual, la referencia de la sincro en nuestro país en los últimos diez años y que desde ahora ya tiene una fiel sucesora. Carbonell es muy joven, pero desde hace seis años forma parte del equipo nacional y viendo sus prestaciones en los mundiales de Barcelona está llamada a liderar la sincro española al menos hasta los Juegos de Río de Janeiro. Ha aguantado la presión como nadie, se ha metido un palizón impresionante, ya que lo ha nadado casi todo, salvo una eliminatoria de la prueba de equipos, a diferencia de sus rivales, en el solo y en el dúo, y ha asumido el papel de estrella de la selección con absoluta naturalidad. “Hemos cumplido el objetivo, estoy muy emocionada, aguantar todo el campeonato era muy difícil, pero ha sido increíble, aún no me lo creo”, confesó minutos antes de subirse al podio, ante casi 9.000 personas, que se volvieron locas con las españolas. “Nos quitamos un peso de encima, lo de hoy ha sido la guinda”, añadió. “Ha sido un año muy duro, estamos súper emocionadas, no hemos podido evitar las lágrimas”, relató Alba Cabello. Thais Henríquez, la veterana del equipo, curtida en mil y una batallas, apenas podía disimular la alegría. .”Ha sido una experiencia maravillosa, este camino ha sido increíble, seguiremos innovando y disfrutando”, dijo. Aunque a corto plazo, lo que les esperaba era una buena fiesta. “Esta noche promete, es hora de desconectar”, remató Marga Crespí.

Tocaba disfrutar y descansar de un ejercicio, la combinada, que Txell Mas, Paula Klamburg, Thais Henríquez, Marga Crespí, Ona Carbonell, Alba Cabello, Clara Basiana, Cristina Salvador, Laia Pons y Sara Levy ejecutaron de manera excelente. Hicieron vibrar al público a ritmo de 'rock & roll', con un homenaje a Elvis, en el que se les vio disfrutar. Parecían un grupo de música bailando en el agua, con mucho dinamismo, figuras muy altas y una buena sintonía entre el nado y la música. El 94,6 fue justo con el compás electrizante del ‘show’ que las chicas de Esther Jaumà estrenaban en una gran competición. “Estoy exultante”, resumió la entrenadora, “mas que contenta”.

España fue segunda y una vez más la prueba fue dominada por las rusas, que pusieron en acción un ejercicio algo conservador. Apenas arriesgaron, pero con el nivel artístico de sus nadadoras les basta para superar los 97 puntos. Ucrania, ante la ausencia de China, fue bronce.