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Siria: Misiles y conferencia

Damasco podría recibir la joya de los arsenales rusos: los misiles antiaéreos S-300

MADRID Actualizado: Guardar
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A falta de una explícita confirmación al más alto nivel, parece ahora más que probable la entrega final a Siria de la joya de los arsenales rusos: los misiles antiaéreos S-300, que han sido incluso parcialmente pagados a plazos por Damasco pero, que se sepa, nunca llevados ni desplegados en suelo sirio.

Un comentario de esta mañana del viceministro ruso de Exteriores, Serguei Riabkov, no parecía dejar dudas, aunque la traducción ha podido omitir alguna palabra de atenuación. La versión en español de la agencia oficial Itar-Tass dice que “la entrega de los misiles S-300 es un factor de estabilización y un intento de disuadir a terceros de intervenir en la guerra”. I

Una interpretación prudente de sus palabras podría traducir que la decisión de la entrega es una respuesta de Moscú a la decisión adoptada finalmente ayer por los ministros de Exteriores de la UE de dar por concluido el programa de sanciones a Siria y cancelar el embargo de armas, de modo que cada gobierno podrá hacer lo que tenga por conveniente, aunque nada se hará antes del uno de agosto para – como dijo el ministro español García Margallo – “dar una oportunidad a la conferencia de Ginebra”, prevista, sin fecha precisa, para junio.

Complicaciones militares

Si hay una relación entre los dos anuncios, se habría concretado el temor expuesto ayer en Bruselas por uno de los ministros opuestos a la entrega de armas a la rebelión siria, el austriaco Michael Spindelegger, quien dijo que el nuevo escenario permitirá a quien quiera proceder como desee y reforzar a su gusto a cada bando. Era como sugerir que Moscú podría sentirse libre de sus últimas auto-restricciones y proceder a la instalación del mencionado equipo antiaéreo. Israel, por cierto, no dudó un instante y el ministro de Defensa, Moshe Yaalon, dijo que si los misiles son desplegados en Siria “Israel sabrá qué hacer”…

Si tal cosa ocurre se compromete fuertemente el proyecto embrionario de crear eventualmente una “zona de exclusión aérea”, la fórmula formalmente moderada que cubre la eliminación del escenario bélico de los medios aéreos del régimen, una pesadilla contra la que la rebelión, casi inerme en ese campo, nada puede hacer. Es cierto que la UE no sugiere la creación de tal zona, pero si la mera entrega de más equipo a los insurgentes no cambia el curso de los acontecimientos no cabría más posibilidad que una creciente involucración, al modo libio.

Moscú, además, cree que la única causa del retraso en la convocatoria de la conferencia es la incapacidad de la variopinta oposición de designar una delegación representativa y con autoridad. La oposición está batiendo un record al respecto, minada además, por la visible pugna entre saudíes y qataríes por controlarla. Sigue hoy por quinto día, su magna reunión plenaria en un hotel de Estambul en un ambiente tenso y a puerta cerrada. A la espera de noticias están en Bruselas, en Moscú y… en Washington, donde impera una cautela extrema y se sigue con interés y cierta aprensión la evolución de los criterios europeos.