Garikoitz Aspiazu 'Txeroki' y Mikel Karrera Sarobe 'Ata', dibujados en el juicio.
tribunal de parís

Francia dice que ETA actuó de forma pensada en Capbreton

Uno de los policías antiterroristas que dirigió la investigación sostiene que los etarras tuvieron tiempo de reflexionar antes de actuar

BILBAO Actualizado: Guardar
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El asesinato en 2007 de dos guardias civiles en la localidad francesa de Capbreton fue un acto "pensado, llevado a término y asumido" por ETA, ha señalado en París uno de los policías antiterroristas que dirigió la investigación.

Los tres etarras que están siendo juzgados como autores de ese crimen, Mikel Carrera Sarobe, 'Ata', Saioa Sánchez Iturregui, 'Hintza', y Asier Bengoa López de Armentia, fueron a por los guardias civiles Raúl Centeno y Fernando Trapero voluntariamente, ha señalado el capitán David Cruiziat.

"El acto fue pensado, llevado a término y asumido", ha resumido Cruiziat en su declaración ante el Tribunal de lo Criminal de París, que desde ayer juzga a los tres junto a otros cuatro miembros de la banda implicados de forma indirecta en ese crimen.

Ha precisado que 'Ata', 'Hintza' y Bengoa seguramente identificaron como guardias civiles a Centeno y Trapero cuando coincidieron con ellos en una cafetería de Capbreton poco antes de las nueve de la mañana del 1 de diciembre de 2007 y tuvieron casi ocho minutos para decidir lo que iban a hacer desde que los agentes salieron y hasta que los propios etarras fueron a matarlos. Aunque hubieran podido evitarlos "decidieron acudir" adonde los guardias civiles estaban aparcados con su coche y, "una vez que se aseguraron" de la función de éstos, "decidieron actuar y apretar el gatillo" e incluso rematar a una de las dos víctimas, ha añadido. Los casi ocho minutos que permanecieron en la cafetería después de que Centeno y Trapero ya la hubieran abandonado "es un lapso de tiempo compatible con una reflexión (...) y una decisión", ha subrayado .

Uno de los etarras niega su implicación

Cruiziat, que se ocupó de una parte de las pesquisas como oficial de la Subdirección Antiterrorista (SDAT), ha indicado que él mismo encargó en la misma tarde del 1 de diciembre de 2007 que se tomaran muestras de olor con los perros de la policía científica en la mesa de la cafetería que habían ocupado los tres etarras. Cuando éstos fueron arrestados, esas muestras permitieron determinar que Carrera Sarobe estuvo sentado en una silla que estaba de cara a la mesa que ocuparon los agentes de la Benemérita, y que los otros dos, de espaldas, eran Sánchez Iturregui y Bengoa. "Es un método tan fiable como el de las huellas dactilares o el de las muestras de ADN", ha destacado el capitán de policía, poco antes de que Bengoa interviniera para negar su presencia en la escena del crimen.

"Yo no he estado nunca en Capbreton y por tanto es imposible que tomara parte en los hechos", ha dicho el etarra, que fue capturado cuatro días después del doble crimen a unos 300 kilómetros de allí junto a 'Hintza' al término de una huida accidentada de varios días.

Sánchez Iturregui también ha querido hablar para exculpar a su compañero: "Bengoa no estaba en Capbreton". Sin embargo, pese a la insistencia de la presidenta del tribunal, Xavière Simeoni, se ha negado a responder a la pregunta de si ella misma se encontraba en el lugar del asesinato y de si también estaba Carrera Sarobe, que por su parte se escudó en un "no tengo nada qué decir".

Trazas de ADN de Bengoa se encontraron en el primer coche que sirvió para la huida de los tres etarras desde la cafetería de Capbreton, aunque ninguno de los testigos de esa mañana lo identificó formalmente, a diferencia de lo que ocurre con los otros dos imputados por asesinato por premeditación.

Cruiziat ha recordado que el crimen fue reivindicado por ETA con un comunicado publicado el 15 de diciembre de 2007 en el que la banda hablaba de "un enfrentamiento armado" con los agentes. El oficial antiterrorista ha hecho hincapié en la falsedad de esa versión -"estamos muy lejos de un enfrentamiento armado"-, en primer lugar porque Trapero y Centeno no llevaban sus pistolas, como tampoco las llevaban ninguno de los otros guardias civiles españoles que trabajaban en misiones contra ETA en Francia.

Desde entonces, los miembros de las fuerzas del orden españolas que realizan ese tipo de misiones trabajan armados para poder defenderse en caso de ataques como este, que fue el primer atentado mortal en Francia contra agentes españoles.