La muerte perra

El perro es el mejor amigo del hombre. Está por demostrar que el hombre lo sea del perro, a juzgar por las imágenes que se han tomado en un río de Ribamontán al Monte, en Cantabria. Allí, una paseante ha encontrado los cadáveres de dos animales que alguien había arrojado al agua. Se trata de una hembra de setter de dos a cuatro años y un cachorro de meses. La primera estaba colgada de una rama de los árboles de la orilla. El otro, metido en un saco.

Los responsables de la asociación protectora Sos Setter han acudido al lugar para recoger los cadáveres, una misión en la que ha tenido que colaborar una grúa. Agentes del Seprona han acudido también para inspeccionar los cadáveres. Pese al estado de descomposición de los cuerpos, las primeras conclusiones hablan de una enorme crueldad. Al parecer, la hembra adulta presentaba hematomas en la zona del vientre y el cachorro golpes que habían deformado su cabeza, además de restos de sangre en el hocico. Los miembros de Sos Setter apuntan a que las primeras investigaciones de los agentes hacen pensar que los animales fueron torturados y después arrojados al agua con vida, con lo que murieron ahogados.

Los efectivos del Seprona buscan chips y tatuajes en los cadáveres para poder encontrar al dueño de los perros. Además, tienen previsto realizar más pruebas a los cadáveres y buscar más casos por la zona que estuvieran relacionados con el supuesto maltratador. Los miembros de la protectora han denunciado los hechos que califican de “aberrantes, barbaros y propios de una mente cruel y retorcida que es capaz de maltratar, torturar y asesinar”.