Joe Randolph Ackerley . / RC
LIBROS

Un ajuste de cuentas familiar

La editorial Sexto Piso publica los diarios en los que el escritor J. R. Ackerley narra su tormentosa relación con su hermano

MADRID Actualizado: Guardar
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Un buen escritor autobiográfico debe evitar el pudor. Joe Randolph Ackerley (1896-1967), que nunca se anduvo con remilgos, tenía pensado empezar las memorias sobre su progenitor con la siguiente la frase: “El pene de mi padre medía treinta centímetros y medio”. No cuajó, y al final optó por un comienzo menos insólito, aunque también sorprendente: "Yo nací en 1896 y mis padres se casaron en 1919". Con igual desparpajo y sinceridad, Ackerley escribió unos diarios en los que aborda la tormentosa relación con su hermana Nancy. ‘Mi hermana y yo’ es una selección de los dietarios que alumbró el escritor británico y que ahora recupera del olvido la editorial Sexto Piso, que da a conocer una obra desconocida para el público español.

A la muerte de Ackerley, el escritor Francis King se convirtió en albacea y editor de sus diarios. Tras expurgarlos convenientemente, hizo un libro con los pasajes que versaban sobre la relación de amor-odio entre ambos hermanos. En estas confesiones, que abarcan un periodo de nueve años, de 1948 en adelante, Ackerley, editor literario de ‘The Listener’, la revista semanal de la BBC, habla mucho de lo que llamaba sus mujeres: su tía Bunny, su amada perra Queenie y su hermana Nancy, una criatura infeliz, dada la a la histeria, celosa y tergiversadora.

‘Mi hermana y yo’ es más que un testimonio de la gresca entre dos hermanos. Quizá sin proponérselo Ackerley trazó un retrató desinhibido de su persona, con sus filias y fobias. Pronto queda claro que el escritor coloca en la cúspide de sus afectos a su perra, que a juzgar por los que la conocieron tenía un carácter endiablado.

A lo largo de la narración el prosista va desvelando su temperamento y sus intereses. Emerge así un ser clasista, misógino, homosexual, cariñoso y, ante todo, sincero. “Qué irritantes y desagradables pueden llegar a ser las clases trabajadoras con toda su irracionalidad, sus supersticiones, su dogmatismo, su testarudez, su debilidad por la comida, su vagancia, su egoísmo y Dios sabe qué más. ¡Sólo hace falta verles, por poner un caso, con sus perros!” escribe el autor de ‘Mi hermana y yo’ en un arranque de franqueza muy políticamente incorrecto.

Insultos

Nancy West nunca supo que su hermano le había dedicado reflexiones poco indulgentes. La radiografía es inmisericorde, hasta el punto de que a veces Ackerley se desahoga con insultos y otras con confesiones ácidas. La mujer queda dibujada como una persona indolente, celosa hasta lo enfermizo, angustiada por la envidia y con una prodigiosa habilidad para arruinar la vida de los que la rodean. “Lo único que sale de sus labios es una impertinencia tras otra”, se queja amargamente el editor. Con todo, el escritor no abandona a su suerte a Nancy y se preocupa de buscarle cobijo, de atemperar sus obsesiones y aplacar sus recelos.

Según el prologuista y traductor del libro, Andrés Barba, Ackerley está a la altura de los mejores exponentes de la literatura testimonial, entre los figuran Pavese, Thomas de Quincey o Cheever. El londinense posee especial talento para convertir un tema aparentemente menor en un ‘tour de force’. Para Barba resulta misterioso que este libro permaneciera inédito en España, “a pesar de ser uno de los testimonios más escalofriantes sobre cómo se articula nuestro mundo sentimental en torno a los vínculos de familia”.

Cuando murió Joe Randolph Ackerley, su amigo Francis King recibió un paquete en cuyo interior había 17 pequeños cuadernos de notas escritor a lápiz o pluma del escritor. Los papeles eran unos extensos diarios que, convenientemente extractados, sirvieron para la composición del volumen. Por fortuna escaparon a la curiosidad de Nancy, que solía violar la correspondencia dirigida a su hermano.

Una obra maestra del escritor es ‘Mi padre y yo’, en el que glosa la vida de su progenitor, un hombre misterioso y enfermo de sífilis que mantuvo a dos familias sin que ninguna tuviera noticia de la otra a pesar de vivir a unas millas de distancia. En estas apasionantes memorias Ackerley desvela que su padre esperó veinte años para casarse con su madre. Licenciado en Cambridge, soldado en la Primera Guerra Mundial, periodista y escritor, Ackerley es autor también de ‘Vacación hindú’ (Pre-textos) y ‘Vales tu peso en oro’ (Anagrama).