Sébastien Torresin, portada del calendario 2012.
gladiadores del siglo XXI

Bellos y bestias para todos los días del año

Los jugadores de rugby descubren bajo las camisetas embarradas unos cuerpos de calendario

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Hace años que el rugby dejó de ser la reserva donde se refugiaban deportistas barrigudos y fondones. Camuflaban sus lorzas bajo las anchas camisetas y disculpaban su falta de agilidad con la evidencia de que la fuerza en la melée debía surgir de cuerpos desmesurados. Aunque en el mundo del balón oval todavía sobreviven siluetas ‘cerveceras’ como la del 'Oso' Jones, pilar del País de Gales, o la de Matteo Castrogiovanni, que se desempeña en el mismo puesto con Italia, en la élite, la natural selección y exigencia de los titulares, las horas de gimnasio y, también, el patente gusto por pulirse el cuerpo ha desembocado en una pasarela de chicos de calendario, en auténticos gladiadores modernos con sus cascos, sus vendajes y protecciones antes del combate.

En Francia, los directivos del Stade Français parisino descubrieron muy pronto la capacidad de atracción de esos efebos musculados y rotundos. Capaces de crear camisetas con flores de lys rosas y retratos en cómic de la mismísima reina Blanca de Castilla, llevan desde 2003 editando un anuario que titulan, con absoluta propiedad, 'Les Dieux du Stade', 'Los Dioses del Estadio'.

Por sus páginas han aparecido, desnudos y en poses decididamente eróticas, tipos duros como Scott Lavalla, portada de este año, e internacionales galos como Maxime Mermoz, Morgan Parra, Maxime Médard, Julien Pierre o Wesley Fofana.

Sujetos como el rubio talonador de la selección, Dimitri Szarzewski, con un aire al Tragicómix del Astérix legionario, elementos tan macizos como el ‘búfalo’ Mathieu Bastareaud y el argentino Juan Manuel Leguizamón, también han mostrado sus pectorales y abdominales, han chapoteado en el agua, se han metido bajo la ducha y defendido el oval de cuero con uñas y dientes para las cámaras.

Hombre, quienes hemos jugado a esto, sabemos por experiencia que, de cerca, la mayoría de estos chicos muestran chirlos y marcas de puntos de sutura, que hay unas cuantas narices torcidas y muchas cejas rotas. Nada que no pueda disimular, sin embargo, un buen maquillaje y una iluminación precisa. Eso sí, hombros, abdominales, tabletas, 'chocolatinas', bíceps y ligamentos inguinales no se inventan.

Para inmortalizar sus cuerpos olímpicos (el rugby a 7 aparecerá por fin en los Juegos de Río’2016), el Stade ha llamado a primeros espadas de la cámara como Tony Duran, Steven Klein, el peruano Mariano Vivanco (todo voyeur que se precie debería visitar de forma obligatoria su portafolio en red) y François Rousseau (otro tanto).

Estos chicos no tienen necesidad de sacar la manguera para apagar ningún incendio. Algunos, como Sergio Parisse, capitán de Italia, y compañeros suyos como Mauro Bergamasco, han posado ya como modelos de ropa interior para Dolce & Gabbana, en imágenes tomadas en ese ambiente de vestuario tan del gusto de los modistas.

A los del Stade les quitan los calendarios de las manos nada más salir al mercado. Y no son baratos. El de 2013, con sus 40 fotos de cuerpos divinos, 26 euros.