El Adiós del papa

Benedicto XVI reconoce que renunciar ha sido «muy difícil»

El presidente de Guatemala es el último Jefe de Estado no italiano recibido en audiencia por el papa, quien tiene previsto despedirse del presidente italiano el 23 de febrero

CIUDAD DEL VATICANO Actualizado: Guardar
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Sereno y distendido, según su secretario personal, Benedicto XVI ha proseguido este sábado con su agenda y ha recibido al presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, al que ha confiado que ha sido "muy difícil" tomar la decisión de renunciar al papado, pero que considera que es una decisión "recta" para la Iglesia. "Benedicto XVI me ha dicho que cree que es lo mejor para la Iglesia, ya que por su edad y también por sus problemas de salud no puede viajar, salir más y que la responsabilidad de la Iglesia es muy grande y que por eso tomó esa decisión", ha dicho Pérez Molina a la prensa tras mantener un coloquio a solas con el papa durante 25 minutos en su Biblioteca Privada.

Pérez Molina ha señalado que le ha visto "muy decidido y muy firme". El papa Ratzinger le ha asegurado también que aunque se retira, seguirá rezando por la Iglesia. Pérez Molina ha sido el último Jefe del Estado no italiano que es recibido en audiencia por el papa, quien tiene previsto despedirse del presidente italiano, Giorgio Napolitano, el 23 de febrero. "Para mi ha sido un privilegio y un honor. Para Guatemala es algo histórico y yo me siento muy honrado de saludarle y verle en tan buenas condiciones físicas y mentales", ha afirmado.

El mandatario ha reconocido que los años pesan -el Papa cumple 86 el 16 de abril próximo- pero que Benedicto XVI tiene la mente clarísima y que los temas que abordaron lo hizo con mucha profundidad. "Le vi en muy buenas condiciones, aunque como es lógico a esa edad camina lento, pero durante toda la audiencia estuvo muy sonriente, franco en sus palabras y alegre, me sentí muy cómodo", ha apreciado.

Durante el coloquio, según ha informado el Vaticano, se destacaron las cordiales relaciones entre la Santa Sede y Guatemala, "así como el aprecio por la contribución que ofrece la Iglesia al desarrollo del país, sobre todo en la educación, promoción de los valores humanos y espirituales y en actividades sociales y caritativas, como se ha hecho patente, entre otras situaciones, durante el reciente terremoto che ha afectado al pueblo guatemalteco".