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El 'No' que puede transformarse en un 'Sí'

La película de Pablo Larraín sobre la campaña que derrocó a Pinochet, protagonizada por Gael García Bernal, es la primera cinta chilena que opta a un Oscar

MADRID Actualizado: Guardar
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”Muchos recuerdan cómo llegó al poder Pinochet, pero pocos saben cómo salió”. Esa idea fue la que impulsó al director Pablo Larraín (Santiago de Chile, 1976) a embarcarse en el proyecto de ‘No’, una película que desvela la insólita campaña publicitaria que derrocó al dictador chileno en el plebiscito de 1988. Un impulso en el que tuvo el apoyo del actor mexicano Gael Gacía Bernal (Guadalajara, 1978), que se mete en la piel de René Saavedra, el joven publicista encargado de orquestar la original y eficaz propaganda de la oposición a pesar de contar con unos recursos muy limitados y del férreo control de la Policía.

En el atrevido ejecutivo publicitario chileno al que da vida Gacía Bernal se aunan “las virtudes que tenían todos los chilenos exiliados que al regresar a su país no lo reconocían como suyo”, encarnando a la perfección la teoría que el prestigioso psiquiatra español Luis Rojas Marcos defiende en su última obra, ‘Secretos de la felicidad’, en el que asegura que el ser humano tiene una gran capacidad para darle un matiz positivo a la vida pese a los contratiempos. Algo de lo que sabe mucho René Saavedra, que al regresar de su exilio en México no comprenderá la realidad de su país natal hasta que “vea amenazada la seguridad de su hijo. Lo que más quiere”, enfatiza el actor mexicano. Es entonces cuando decide meterse de lleno en la campaña publicitaria del ‘No’ “a pesar de saber que “las elecciones eran en gran parte fraudulentas desde el principio. Confiaron en que el sacrificio valía la pena y que debían dar la cara de una vez por todas. Por ellos mismos, sus padres y sus hijos”. “Fue una llamada al optimismo y a la felicidad en un país sumergido en las dolorosas consecuencias de su política más reciente".

Se trata de un plan audaz “lleno de simbolismos que aparentan ser una mera estrategia de comunicación, pero que en realidad esconden el devenir del país”, explica Larraín, que califica la propaganda de esa época de “publicidad pura y dura llevada a la política”. Para otorgar más realismo, la cinta se rodó “en el mismo formato que se había usado en las imágenes de archivo para que el espectador no se dé cuenta de dónde empiezan las imágenes reales y dónde acaba el rodaje actual, creando una combinación sin sutura entre el tiempo, el espacio y el material generado con cámaras de 1983”, explica Larraín, que cierra así su trilogía iniciada con ‘Santiago 73, Post Mortem’ -sobre los origenes de la dictadura- y ‘Tony Manero’ -donde refleja la época más violenta-.

En la alfombra roja

Ese ‘no’ de los chilenos puede transformarse ahora en un ‘sí’ de la Academia de Hollywood. La de Larraín es la primera cinta chilena nominada al Oscar en la categoría de Mejor Película extranjera. Una ardua tarea al concursar contra la aclamada ‘Amor’, de Michael Haneke, que conquistó la Palma de Oro en el pasado Festival de Cannes, un certamen en el que la coproducción de Chile, México y Estados Unidos se alzó con el Premio Art Cinema de la prestigiosa Quincena de Realizadores.

En esta aventura, Larraín cuenta con el apoyo del su compatriota Antonio Skármeta, en cuya pieza teatral ‘El Plebiscito’ se basó para construir ‘No’. El excritor ya pisó la alfombra roja cuando Michael Radford llevó a la gran pantalla su obra más popular, ‘El cartero y Pablo Neruda’. A pesar de todo, Larraín considera “ridículo” pensar en el codiciado galardón. Quizá en parte porque sigue sintiéndose culpable de que los chilenos “no fuesen capaces de juzgar a Pinochet”. Una espinita que no puede sacarse.