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UE: 'tutti contenti'

La satisfacción expresada por el Ejecutivo de Rajoy se reduce a que España seguirá siendo más receptor que contribuyente neto

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Por razones en el fondo misteriosas y que remiten a explicaciones escenográficas, las cumbres de la Unión Europea comienzan con horas de retraso, se convierten en nocturnas y concluyen al alba con acuerdos que solo algo más tarde los portavoces de cada gobierno interesado consiguen hacer medianamente inteligibles.

La de ayer fue exactamente así y, en realidad, no está por completo acabada en el momento de escribir estas líneas, pero la satisfacción expresada ya por el gobierno español se reduce a que, incluso en días de vacas flacas, España seguirá siendo más receptor que contribuyente neto… aunque, formalmente, el presupuesto disponible ha bajado para todos: alrededor de un tres por ciento para el periodo 2014-2020 para quedarse en un total de 960.000 millones de euros.

Aún a falta de refinar los detalles durante el día de hoy y necesitados de un tiempo suplementario para aplacar la percepción negativa que algunos grupos de tendencias varias del europarlamento expresaban abiertamente esta mañana, el arreglo final es un hecho y, de creer las primeras apreciaciones de los gobiernos, satisface a la generalidad. O sea, tutti contenti …

Predicar con el ejemplo

En su dimensión puramente económica el acuerdo es del todo coherente: habría sido indefendible que el vigente discurso pro-austeridad que recorre Europa no se aplicara al propio presupuesto de la Unión, cuya política oficial es rebajar a cualquier precio el déficit fiscal de los Estados miembros y llevarlo al tres por ciento en primera instancia.

La dificultad política, social y aún moral de defender tal estrategia mientras sube sin tregua el paro ha encontrado una fórmula de compensación que tiene algo de malabarismo conceptual y estrategia de gabinete de comunicación pero que funcionará: los gobiernos se dicen conmovidos con el brutal desempleo entre los jóvenes, incluidos los bien pertrechados para trabajar y se dota un fondo especial para combatirlo.

Esto es, naturalmente, compatible con la creencia de fondo de los allí reunidos de que el único plan genuino para dotar de empleos a los jóvenes y a los demás es volver al crecimiento económico…pero tal cosa solo será posible, según el criterio extendido y aceptado por los 17 del euro, tras reducir el déficit fiscal, liberalizar más la gestión y retrasar poco a poco la edad de jubilación como eje de una inevitable reforma del sistema de pensiones.

Sin polémicas políticas

La cumbre, pues, confirma clamorosamente que la UE es todavía un mercado común en el que la mayoría de sus miembros, además, utilizan una misma moneda. Tal divisa europea, el euro, ha pasado una tempestad sin precedentes en la que perdió parte de su brillo, su autoridad y su solvencia… una situación que, como ha confirmado ya el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, ya ha pasado: “el euro ha recuperado del todo su prestigio y su estabilidad y su condición de emblema del proceso europeo en su conjunto”.

Si el grand argentier de la UE aludía también al proyecto político conocido como Unión Europea su definición sería más discutible porque la recuperación de la estabilidad financiera y la credibilidad monetaria, que son un hecho, no garantizan ningún avance en el registro político: la UE huele a administración, a dinero y a contabilidad, no a un proyecto político, el que soñaron, de creerles, sus fundadores.

En realidad, salvo los incidentes con la conducta británica y su escaso apego por todo lo que sea una unión política en el continente y juega con proyectos sobre si dejar el invento o seguir en él, no hay polémicas políticas en Bruselas. La UE tiene delegada su seguridad física en la OTAN y es incapaz de pesar como un todo en los grandes asuntos del planeta. Desde esta tangible realidad, no desde las grandes palabras de Merkel y Hollande en julio pasado cuando se festejó el medio siglo de reconciliación franco-alemana, conviene ver lo sucedido y juzgarlo: esto es… lo que hay. Pero es razonable y, ahora mismo, no puede ser de otro modo…